Recién terminadas las fiestas del Pilar en Zaragoza a una se le queda el cuerpo como para echar al alcalde y a su peña. Durante el mes previo a las fiestas la radio de la cocina bullía a ritmo de olla exprés con las chapuzas del gobierno local y sus balbuceos. Como por descuido —casual o no— no se asignaron a tiempo los espacios para peñistas y otras entidades, y las grandes aglomeraciones de gente, y sobre todo los jóvenes y sus “celebraciones”, se concentraron en Valdespartera, un barrio relativamente nuevo, con grandes espacios abiertos, tranvía y muchos miles de familias deseosas u obligadas a poder seguir con su cotidianeidad.

Pero “son fiestas” y como dice Fernando Rivarés, concejal de cultura y economía de Santisteve: «Hay que asumir el botellón como un fenómeno y no siempre como un problema”. Pues nada, currante, si tiene usted que llevar a los niños al cole por la mañana, esquive las vomitonas y no se queje, sea tolerante y sonría. Los jóvenes tienen derecho a intoxicarse en la vía pública y criminalizarlos es de fachas. De sus padres ni hablemos.

Tampoco es lícito molestarse si el día de la ofrenda de Frutos, en la plaza del Pilar, cuatro iluminados de la Cataluña profunda deciden hacer quedar a la casa catalana de Aragón como unos maleducados y se presentan con el lacito amarillo de los llorones oficiales, porque el alcalde cree que protestar por eso no es de demócratas. Todo mundo es bienvenido. Y sonría usted, so facha.

«El arte del blablablá es la especialidad del gobierno de este abogado de okupas que pagaba su gomina con dinero del ayuntamiento…»

Y dicho esto, ya podrán ustedes imaginarse que si miramos para atrás poco bueno nos vamos a encontrar. El arte del blablablá es la especialidad del gobierno de este abogado de okupas que pagaba su gomina con dinero del ayuntamiento, habla de la violencia machista en plural, se pronuncia a favor del boicot al Estado de Israel, y, por supuesto, compra el relato antiespañol del 1 de octubre de 2017 en Barcelona, olvidando que en Barcelona no sólo hay gente favorable al butifarréndum.

Pero supongamos que a mí la falsa progresía de don Gominas me cae mal, porque lo de ser de izquierdas se me curó por las malas (la burra no era arisca, la hicieron, que dicen en mi tierra) y porque tengo un molesto apego a la realidad. Para quien sospeche de mí, les cuento que el alcalde de Zaragoza ha sido reprobado por el pleno, incluidos aquellos que lo colocaron en la silla. Sabrán, y si no se lo explico, que este señor, como su monstruosa amiga Ada Colau, no ganó las elecciones y gobierna en minoría. Las cifras oficiales de las elecciones municipales de 2015 extraídas de la web del Ayuntamiento de Zaragoza son las siguientes:

www.zaragoza.es/contenidos/estadistica/Cifras-Zaragoza-2015-2-EleccionesMunicipales-Autonomicas.pdf

El Pleno del Ayuntamiento está compuesto por 31 concejales. La composición obtenida fue la siguiente:

PP: 10 concejales

ZEC: 9 concejales

PSOE: 6 concejales

Ciudadanos: 4 concejales

CHA: 2 concejales

Pedro Santisteve gobierna gracias a que el PSOE y CHA bajo ningún concepto iban a permitir que Zaragoza fuese gobernada y su gestión llevada a cabo por un partido de derechas. Ya se sabe, antes se apoya a un “destroyer” chavista que a un pepero. Llenémonos de carriles bici inútiles, calles sucias, comercio ilegal y hasta lacitos amarillos pero no de derechones.

«El alcalde no tenía mayoría y la manera más simple de conseguirla era cogerla por la fuerza, porque yo lo valgo. El día de la cacicada se conoce como el Golpe de Estado de Santisteve.»

Este año, el 9 de febrero, el alcalde decidió destituir a todas las cabezas de las corporaciones municipales. Las empresas municipales están gestionadas por concejales de los distintos partidos, y las reuniones en las corporaciones incluyen votaciones para decidir cómo se gestionan los servicios. El alcalde no tenía mayoría y la manera más simple de conseguirla era cogerla por la fuerza, porque yo lo valgo. El día de la cacicada se conoce como el Golpe de Estado de Santisteve. La toma de control por la fuerza de todas las cuentas de la ciudad dejó 70 millones de euros en manos de ZEC que no quería rendir cuentas. Las palabras de Carmelo Asensio, de la CHA, fueron: “Jamás pensé que CHA tendría que pedir la reprobación de Santisteve. Es muy desagradable, tanto como la decisión de ZEC, impropia de un gobierno de izquierdas”.

Tan grave fue la cacicada que todo el pleno se unió para reprobar al alcalde, dejaron de asistir a las reuniones de las sociedades municipales y acudieron en bloque a la justicia. No hace falta explicar que la izquierda antidemocrática existe, pero algunos se caen del guindo 70 millones de euros tarde y porque no hay más remedio.

«Santisteve se inventó una argucia legal para «desborbonizar» el pabellón universitario, porque su urticaria es primero. Lo pillaron con el carrito del helado cuando ya había mandado quitar uno de los letreros.»

Ya en otra ocasión la justicia tuvo que reconvenir al alcalde, que decidió, con ayuda de su equipo jurídico, que no era apropiado que tuviésemos un pabellón universitario que se llamase “Príncipe Felipe”. Se inventó una argucia legal para desborbonizar el pabellón porque su urticaria es primero. Lo pillaron con el carrito del helado cuando ya había mandado quitar uno de los letreros. Se ve que este año se gastó 7000 euros para borrarle el nombre al pabellón sin encomendarse a nadie, porque en 2016 la justicia le dijo que no tenía competencias para hacerlo y no le había sentado bien. Esto es muy de psicópatas. Ellos son la medida del bien y del mal, y por supuesto el bien es “lo que yo te diga” y se hace. Pero luego los fachas y malversadores son otros.

“Como ya dijera la sentencia de primera instancia en septiembre de 2016, el alcalde Pedro Santisteve —abogado de profesión— y su gobierno de la franquicia local de Podemos —la coalición ZEC, trabada junto a IU—, procedieron de forma manifiestamente ilegal. Y es que —indica esta nueva sentencia— ni el gobierno municipal ni la Alcaldía eran competentes para tomar una decisión de ese calibre.” ABC Aragón 20/03/2018.

La última gracia es el intento de desmontar el cuerpo de los UAPO, los antidisturbios de la policía municipal, esos grandones que visten de oscuro y están para garantizar la seguridad de los ciudadanos en situaciones de posible desorden o violencia que hacen peligrar a la ciudadanía. Para el podemismo local la Unidad Operativa de la Policía local “sólo sirve para pegar”, entonces van y lo arreglan cambiándoles el nombre y vistiéndolos de fosforito para que sean bien visibles cuando van detrás de algún sujeto peligroso. A ver si cuando se habla de igualdad la progresía se refiere a que hay que igualar al que te cuida con el que te roba, te viola o enciende contenedores. Los que no vamos ocupando casas ni montando follones callejeros y hemos padecido a las policías en países donde sí hay que temerles no le tenemos miedo a los antidisturbios españoles. Para aplicar la ideología a cuestiones de seguridad hace falta tener muy poco talento.

El fenómeno de la nueva política en general y el de don Gominas en particular responde al discurso que equipara izquierda con democracia; hombre con machista; aseada con pija; nini con desempleado; adolescente con borracho; policía con matón; golpista con enrollado; pepero con fascista; ordenado con encorsetado, y okupa con activista social. Me parece que en los esquemas de este gobierno bastante más de la mitad de los zaragozanos no tenemos sitio, pero eso no parece importar mientras se pueda seguir pasando la “apisonadora” por la cuenta corriente.

La dictadura de este enemigo de la ciudad tiene que acabar en 2019. Podría ser ya, pero la llave la tiene el PSOE y… ya se sabe. Los aires del cambio a peor apestan.