Una película que retrata toda una época (III)

Retrato de toda una época a través de una sola película (Parte III). New York, New York…

Una película que retrata toda una época (II)

Lo crean o no, a principios de los setenta era de lo más normal ver en televisión anuncios de libros insertados entre los de detergentes, bebidas alcohólicas y marcas de tabaco. Generalmente elogiaban a los ganadores de los premios literarios más populares o promocionaban los best-sellers de turno.

Una película que retrata toda una época (I)

Se llama Owen Roizman. De crío se pateó las calles de su Brooklyn natal soñando con ser una estrella del baseball, pero la poliomielitis truncó de un hachazo esas ilusiones y, como adoraba la física, tomó la decisión de seguir los pasos de su padre para convertirse, como él, en operador de cámara.

Trintignant

Un maravilloso, detallado, emocional y emocionante repaso a la carrera de uno de los actores y directores más importantes y extraordinarios de la historia del séptimo arte. El irrepetible y ya añorado Jean-Louis Trintignant…

El hilo fantasma

Antes de rodar sus películas de culto, Paul Thomas Anderson debutó con tres cintas que desconozco —el corto The Dirk Diggler Story (1988), el mediometraje Coffee & Cigarettes (1993) y el largo Hard Eight (1996) también conocido como Sidney, protagonizado por Gwyneth Palthrow y dos de sus actores fetiche, John C. Reilly y el venerable Philip Baker Hall— antes de saltar a la fama con Boogie Nights (1997)

Voz de España

Siempre atento al más mínimo detalle, al entusiasta chavalín enamorado del cine le llamó la atención desde el primer momento que al final de los títulos de crédito de muchas de las películas que devoraba apareciese un rótulo en el que se leía: Versión Española, VOZ DE ESPAÑA

De la ternura

Mi palabra favorita del diccionario es «Ternura». Tres sílabas formando un arco armónico cuyo sentido va más allá de su significado.

En su soledad

La nostalgia ya no es lo que era, como dijo Simone Signoret, y se escapa como arena entre mis dedos. El mundo se ha vuelto loco una vez más y las bombas han sustituido a las palabras. Ha llegado el día en que la inocencia, que nunca se pierde del todo, se extravía y corre el riesgo de volverse cínica a golpes de desencanto y lucidez.

Los milagros de Brian… Carlito’s Way

Decía François Truffaut que amaba el cine de Robert Aldrich porque en él se podía sentir lo bien que se lo pasaba el orondo cineasta rodando sus películas. Es el milagro que tiene lugar cuando, además de ofrecernos su genio o su oficio, el cineasta también comparte con nosotros su alegría, incluso si la película es de una tristeza inconsolable.

Tuteando a los dioses

En mi romántica juventud fui un devoto amante del desgarrado Jacques Brel, l’écorché vif por antonomasia. No es que a mis sesenta años haya dejado de serlo, pero hoy me siento más cercano del Brel que no soporta ver llorar a un amigo que del hombre derrotado, impúdico y patético de Ne me quitte pas…

De groseros y ofendidos

Durante el llamado «Mayo francés», o «Mayo del 68», las calles de París y las de toda Francia fueron marco de una protesta histórica. Más que ninguna otra, fue ésa una revuelta de eslóganes y lemas nacidos del ansia de libertad… «Bajo los adoquines está la playa», o «¡Prohibido prohibir!» ¿Recuerdan? Casi 55 años después, el fantasma de un nuevo totalitarismo habita entre nosotros. Javier Arazola reflexiona sobre la censura.

En el alma de las tinieblas

Estoy convencido de que Grupo salvaje (The Wild Bunch, 1969) jamás habría existido tal como la conocemos hoy sin la presencia tras la cámara de Sam Peckinpah, pero también creo que sin algunos antecedentes ajenos a la fuerte personalidad de su autor el western no habría evolucionado hasta la muy clásica modernidad que este género en particular y el cine americano en general alcanzaron en los años setenta.

La sensualidad del miedo

Lo primero a lo que se suele aludir cuando se habla de cine italiano es al neorrealismo, movimiento que constituye un universo en sí mismo. Los grandes maestros de la época —Roberto Rossellini, Vittorio De Sica, Luchino Visconti, Pietro Germi, Luigi Zampa, etcétera— ilustraron con implacable valentía la realidad de un tiempo miserable surgido de las ruinas de una guerra devastadora. Fue antes de que cada uno de ellos dirigiese sus pasos a estilos más personales y muy diferenciados.

De niños y héroes. Au revoir cher Bébel

Este mes se nos ha ido un gran actor, carismático, único. Belmondo. El galán más feo, adorable y seductor del cine francés. Este es el homenaje de Javier Arazola a quien tantas tardes felices nos hizo pasar a todos. À bientôt, Jean-Paul…

La discreta y humilde Gracia de Don Siegel

La crítica de cine decidió en algún momento tildar de «meros artesanos» a aquellos cineastas que, sin ser malos, se limitaban a poner su oficio, pero no su genio o su creatividad, al servicio de la producción que estaban rodando. Lo cierto es que a menudo era ese un atajo intelectual y moral disfrazado de respetuosa (pero sobre todo hipócrita) benevolencia al que los cronistas recurrían para no llamar perezoso a un artista o «menor» a su obra y no parecer así unos elitistas perdonavidas, que es lo que en el fondo son la mayoría.

Je ne vous aime pas

En los grandes salones del París del siglo XIX, la alta burguesía de la capital baila al son de un vals. Su imagen reflejada en inmensos espejos teñidos de bruma transforma a las engalanadas parejas en figuras espectrales cuya danza, convertida en torbellino, envuelve como una amenaza a una pareja que parece ajena a cuanto la rodea, a pesar de no perder jamás la cadencia que les impone el compás que mueve al resto del armónico grupo.

La mirada de Marco

Marco Ferreri tenía los ojos claros y la mirada pilla de un niño inteligente. ¿Había en ella burla, juicio, desdén, desprecio, altivez, ironía? Michel Piccoli lo amaba profundamente como hombre sencillo y amigo generoso, y lo idolatraba como artista superior con quien era un privilegio trabajar, razón por la que se entregó humildemente a él como un títere, intuyendo desde el principio que iba a estar entre las manos de un marionetista genial.

Aprender a amar por debajo de las apariencias

Alfred Hitchcock, infatigable creador de formas, insustituible mago del suspense, adaptó como nadie la planificación de las secuencias, la puesta en escena y el montaje a las necesidades de la intriga narrativa.

Frankenheimer, domingo negro.

Esta es la historia de un duelo entre una dama y un caballero. Un duelo aplazado cuando el mayor David Kabakov (Robert Shaw), un veterano oficial acostumbrado a poner en práctica el juego sucio del Mosad en su lucha contra el terrorismo palestino, se infiltra una noche en el cuartel del peligroso Mohammed Fasil (Bekim Fehmiu) con la misión de recabar toda la información posible sobre las actividades de su grupo, destruir su cuartel en Beirut y atrapar o eliminar a Fasil…

El arte de la anticipación

Todo cinéfilo es un autodidacta, como lo es todo aquel que descubre una pasión en la infancia y la desarrolla en paralelo a la educación «oficial». Por muy personal e intransferible que sea ese fervoroso recorrido por los descubrimientos cotidianos de una afición a la que se atiende con dedicación y mimo, hay también en esa etapa de solitario aprendizaje un puñado de maestros a los que se sigue con atención, guías espirituales, intelectuales o estéticos que ayudan a moldear el gusto, el criterio y, no menos importante, el instinto rastreador y la actitud ante lo que se ama.

El ruido y la furia

El cine no es periodismo, por mucho que ese fuera el absurdo anhelo de Claude Lelouch, testigo vacuo de la pequeña nada. También hoy parece ser el deseo último de muchos periodistas y reporteros televisivos que se reciclan en documentalistas. Por desgracia, la mayoría de ellos, ebrios de ideología, acaban por convertirse en meros panfletistas justo en el preciso instante en el que, como todos los predicadores vocacionales, confunden la Verdad con el Mensaje. El medio es el mensaje, decía Marshall McLuhan.

El cielo en el infierno

Los mundos de Douglas Sirk están habitados por seres que se mueven con dificultad en una sociedad en apariencia armoniosa pero que en el fondo vive regulada por latentes prejuicios morales y se ve asolada por despiadados juicios colectivos cuando aquellos salen a la luz

La perfección del silencio

Pocas cosas hay comparables a esos momentos en los que, de súbito, sentimos que cuanto nos rodea se alía con nuestros más íntimos sueños (incluidos deseos que desconocíamos) para que la vida se ponga a nuestro favor sin condiciones.

Los claroscuros del alma (Parte II)

1 François Truffaut, tierno y púdico, no apreciaba especialmente el cine de John Huston ni el de Michelangelo Antonioni. Aunque no lo expresó con estas palabras, pensaba que el gran aventurero americano se regodeaba, autocomplaciente, en la vocación de fracaso como actitud vital, mientras que del cineasta italiano afirmaba que malgastaba su talento empeñado en…

Los claroscuros del alma

El elevado número de relativistas morales que conozco parece empeñado en poner mi paciencia a prueba cuando me machaca los oídos repitiendo una y otra vez que en la vida no existen ni el blanco ni el negro y que sólo hay una infinita gama de grises. Pero los verdaderos sabios saben que el Bien…

La lógica Ilógica de la justicia injusta

UNO Me doy cuenta de que asisto al fin de una era, tanto en mi percepción de las cosas como en la evolución de un mundo exterior que cada vez escapa más y más a mi capacidad de observación y comprensión. Así, dos revoluciones tienen lugar simultáneamente: la exterior, en la que la juventud del presente…

De rerum natura

«Siempre hay que limpiarse bien los ojos antes de entrar en un cine.» André Bazin. PRÓLOGO Fue un sobresalto. Siempre lo es. Y siempre el mismo cuando el milagro tiene lugar, porque los milagros son, como los diamantes, para la eternidad. Yo aún no lo sabía. Sólo tenía cuatro años cuando sucedió por primera vez,…

Renacido un 27 de Enero

El 27 de enero de 1976 yo era aún un pipiolo de 14 años (y medio) que no sabía apenas nada de la vida y aún menos de un amor que había idealizado debido a ese cine del que me había enamorado instantánea y perdidamente diez años antes. Sí, había visto mucho cine durante ese…