Cataluña y los muertos

Cabecera-sección Yael Borkow

 

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Una de las grandes ventajas que tiene la Cataluña separatista sobre el opresor español es que es capaz de hacer de casi todo un hecho diferencial. Si el mainstream separata utiliza a los muertos de cualquier época pasada, actual o inventada, para sacar ventaja de ellos no es por desconsideración, sinvergonzonería o falta de sensibilidad. No se los toméis en cuenta. El “País” está en construcción y necesita, al menos desde hace unos 40 años, unos distintivos.

Me he dado a la tarea de ilustrar con unos breves ejemplos este hecho diferencial, que ya tiene fuerza y entidad suficiente como para figurar entre otros tan comunes como el seny català, la tacañería, la inmersión lingüística o el pantumaca. Solo tendríamos que ponerle nombre.

Los muertos no se quejan y menos cuanto más viejos son. ¿Qué más da si los restos que ocupan el Fossar de les Moreres, donde se depositan ofrendas cada 11 de septiembre a los muertos del 1714, contienen huesos tardoantiguos de la época romana? (véase: https://glamboy69.wordpress.com/2014/03/17/qui-hi-ha-enterrat-al-fossar-de-les-moreres-mite-vs-arqueologia/) Esos difuntos no se van a quejar, sus familias no van a protestar jamás por el hecho de que se usen sus cadáveres para alimentar una leyenda, y, además, si se hace todo por la patria no ha lugar a discusión.

Otro ejemplo es la expresidenta del Parlamento catalán, hoy en prisión preventiva. Carmen Forcadell, se reunió en el parque de la Ciudadela el 8 mayo de 2017 con los abuelos de Amical Mathausen y un puñado de adolescentes para recordar el 72 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Usó parte del discurso para explicarle a nuestros hijos cuán indignante es que en el Estado español haya quien se atreva a comparar su propuesta democrática con el nazismo mientras no se restituye el honor de Companys (nada menos). Debió pensar que los antiguos guerrilleros españoles en Francia y los señores de Amical Mathausen eran muy mayores y los adolescentes estaban allí para que ella y los suyos inoculasen su hispanofobia. La misma mujer que les quitó el «carnet de catalanes” a los militantes de Ciudadanos y del PP fue la elegida, con muy mal tino por cierto, para hablarle a mi hija de “una ideología de odio” que pretendía imponerse en el mundo. A algunos adolescentes, los parientes muertos hace 70 años se les revuelven en la tumba cuando semejantes palabras salen de la boca de una de las causantes de su propio exilio por culpa del odio (véase: https://mazelmind.wordpress.com/2017/05/08/forcadell-y-la-banalizacion-del-nazismo/.

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Artur Mas y miembros del Govern catalán en París, con motivo de los atentados yihadistas contra el semanario humorístico Charlie Hebdo

Qué decir del viaje de Artur Mas y sus cámaras personalizadas de TV3 colocándolo, sin estarlo, entre los “líderes mundiales”, en la manifestación de París después de los atentados yihadistas contra la revista Charlie Hebdo. A los parisinos tanto les daba quién estuviese en qué fila. La presencia de Mas era del todo irrelevante para los familiares de las víctimas, y ni qué decir para los asesinados, así que ¿por qué no aprovechar si no hacía daño a nadie y a él le daba puntos ante su parroquia?

¿O recuerdan ustedes el avión de Germanwings, estrellado por un piloto perturbado en Francia que dejó 150 muertos, muchos de ellos barceloneses? El trato de los vecinos franceses fue francamente delicado y cuidadoso. Los vecinos de los pueblos cercanos incluso ofrecieron sus casas a los dolientes. No se podían recuperar los cuerpos y el gobierno francés colocó una placa conmemorativa señalando el sitio en tantos idiomas como nacionalidades de las víctimas, para que tuviesen un lugar físico donde recordarlas a falta de cuerpos. A algunos nos conmovió profundamente el gesto de los franceses, pero créanlo o no, en Cataluña hubo voces que protestaron por la falta del catalán en la placa de recuerdo a las vidas truncadas. En español no se puede recordar, eso era “intolerable”. No fuese a ser que cada uno se acercase a llorar, o rezar en silencio o a gritos en la lengua que le saliese de las entrañas y se perdiese una oportunidad para ser nación a costa de los hijos muertos de alguien.

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Artur Mas a su llegada a la zona del operativo de rescate de las víctimas de German Wings

Es que lo mismo da que sean muertos de la edad antigua, que asesinados en guerras mundiales, víctimas del terrorismo o de un enfermo mental. Me asusta la crudeza con la que hay que decirlo pero el nacionalismo tiene en los muertos un activo. Y siempre son los hijos de alguien… pero lo primero es lo primero. Su tratamiento de los hechos luctuosos es claramente uno de sus sacrosantos hechos diferenciales. Para muestra, la conmemoración de los atentados del 17 y 18 de agosto en Barcelona y Cambrils.

No se arredra el nacionalismo sedicioso ante la presencia de las víctimas con secuelas, o ante las familias de personas que quedaron tiradas sin vida en nuestras calles, a la hora de hacer uso del evento y amenazar, como hizo el presidente Torra, con enfrentarse al “injusto Estado español”. No hay sensibilidad a respetar ante la necesidad imperiosa de aprovechar un acto esperado y seguido en todo el mundo para intentar desafiar al Estado y al Rey. El 17 de agosto fue un día estupendo para hacer país. Yo espero que aquellos que hace un año perdieron en Barcelona lo más querido no estuviesen pendientes de las soflamas y las consignas. La conmemoración del atentado yihadista era un partido y ellos solo hacían de pelota. Fueron parte de una performance sin símbolos, en un acto donde no se tuvo en cuenta a los muertos ni se mentó al terrorismo islamista que acabó con sus vidas. Ayer se repitió hasta la saciedad el mantra propagandístico de la “ciudad de paz”, y el mismo presidente que nos ha llamado bestias se llenó la boca de “convivencia” mientras los CDR se liaban a tortas con los monárquicos en las Ramblas. Tan pronto se tocaba el Imagine como se recordaba con el lacito por delante a los que son, para Torra y su pandilla, las únicas víctimas que valen, los presuntos golpistas presos, procesados y huidos en maleteros.

El nacionalismo catalán no tiene, desde hace muchos años, ningún respeto, ni siquiera un poco de piedad por los muertos de nadie. Lo únicos difuntos buenos son aquellos que se pueden capitalizar, y si no los hay, se fabrican, aunque para ello haya que convertir las playas o las plazas en falsos cementerios de la nación.

Autor- Yael Borkow-NuevaPuedes seguir a Yael Borkow en su blog personal «Ideas Sueltas de una afortunada»

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