La lista de los posibles enemigos número uno de los catalanes aparentemente es larga.  La tentación inmediata sería proclamar a Puigdemont. Pero soy de la opinión de que ha quedado como una figura tragicómica, cada vez más alienado de la realidad. Es el payaso triste de la función.

La lista de los posibles enemigos número uno de los catalanes aparentemente es larga.  La tentación inmediata sería proclamar a Puigdemont. Pero soy de la opinión de que ha quedado como una figura tragicómica, cada vez más alienado de la realidad. Es el payaso triste de la función. También podría estar en la lista la ANC, pero todo el mundo ya sabe que esta organización que anuncia la independencia para la semana que viene, es ya sólo un club de performances para trastornados radicales… A muchos de ellos les vemos como si viéramos animales exóticos en el zoo. Está claro que una firme candidata sería Laura Borràs. Populista, mentirosa, egocéntrica y etcétera. Pero sospecho que el personaje se le comerá, tiene poco recorrido, ya le han ido viendo las costuras, como cuando afirmaba con pomposidad que como Presidenta del Parlament no acataría a la Junta Electoral Central que le obligaba a retirar el escaño a Pau Juvilà, diputado de la CUP. Y claro que acató. Hasta la CUP se dio cuenta de que Laura Borrás es pura palabrería. Además tiene una causa pendiente con la Justicia y con los audios que circulan (que harían vomitar de vergüenza ajena a una cabra), y tiene fecha de caducidad.

No, no se equivoquen, el enemigo número uno de los catalanes es Oriol Junqueras.

Recientemente con su solemnidad religiosa proclamaba que prefería prorrogar los presupuestos a aceptar el apoyo del PSC. Desconozco el detalle de los presupuestos del exconseller Giró, pero lo que es incuestionable es que en un contexto de grave crisis económica mantener un presupuesto que está pensado para otra realidad sería un completo desastre. No entraré en prolijos análisis financieros, sería sumamente aburrido, pero créanme que sería una pésima noticia para los catalanes. Eso no es lo peor, lo terrible es que Junqueras es plenamente consciente. Entonces la pregunta es clara: ¿Por qué lo hace?

Por las mismas y terroríficas razones que estropean todo lo que tocan los dirigentes independentistas,  por cobardía y tacticismo. En el caso que nos ocupa, nuestro mossen Oriol tiene miedo de que le tachen de colaboracionista, además de que rezuma un profundo resentimiento. Pero hay un motivo adicional, el cálculo electoral. Su mirada –no hay ironía, lo juro– llega hasta las elecciones municipales del mes de mayo del año próximo. Piensa que ante el suicidio JuntsxCat y su desastrosa situación, lo único que tiene que evitar es parecer poco nacionalista y así conseguir un éxito electoral que le permitirá ser el nuevo Pujol: 20 años en el poder. El precio es que se jodan los catalanes. “Pues que se jodan”, debe pensar el iluminado de Junqueras.

Recordemos que Junqueras es ese tipo que el 27 de octubre de 2017 cuando Puigdemont le convoca, después de declarar la independencia, no acude excusándose de que tenía gripe. Recordemos que este nefasto personaje ya amenazó al Gobierno de España con bloquear la economía en 2013. Es ese personaje que en un debate en televisión con Josep Borrell, fue devorado hasta los huesos. Borrell se lo comió y dejó los huesos al borde del plato. La vergüenza ajena que Junqueras provocó en ese debate cara a cara fue antológica, era el vicepresidente económico y lo que demostró fue un conocimiento financiero impropio de un niño de primaria. Sí, verlo provocaba el sonrojo. Es ese personaje que afirmó en televisión, sin ningún rubor, que el ADN de los catalanes era más parecido al de los franceses que al de los españoles. 

Es un cobarde. Con mayúsculas. En lugar de demostrar personalidad y decir algo así: “Cataluña necesita unos nuevos presupuestos, quizá no son los idóneos, pero son mucho mejor que prorrogar los actuales”, pues no, le atenaza el miedo a no parecer suficiente nacionalista por apoyarse en el PSC. Cobarde y mil veces cobarde. 

Sí, no tengo ninguna duda de que Oriol Junqueras es, ahora mismo, el enemigo número uno de la Cataluña de todos los catalanes. Con su eterno complejo de inferioridad con los ex-convergentes que durante décadas han detentado la batuta. Maldito seas. 

Te menosprecio hasta el infinito, Oriol. Representas todo lo que más odio de la política, la trampa, el engaño, la falta de personalidad, la nula preparación, la charlatanería. Eres esa clase de político del que un país, una sociedad, tarda muchos años en recuperarse. 

Espero que más pronto que tarde, del mismo modo en que lo hizo el resto de tu indigna y vergonzosa pandilla —Artur Mas, Puigdemont, Torra, Anna Gabriel, Marta Rovira…— te hundas en el más miserable de los olvidos. Por el bien de todos.

JOAN PUIG

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