De quien voy a hablar hoy aquí es de Nana, la única mujer del clan Caymmi. Nacida en Rio hace casi 80 años,  que cumplirá el próximo día 29 de abril, si Dios quiere. Nana es, simplemente, mi cantante favorita entre TODAS mis cantantes favoritas...

Dijo Manuel Machado en uno de sus poemas  que…

“Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.”

Eso ocurre  en Brasil con el grandioso Dorival Caymmi, que compuso algunos de los sambas más populares del canon y cuyas canciones, falsamente sencillas, son cantadas por el pueblo sin saber muchas veces si fueron compuestas por alguien o nacieron así, ellas solas, flotando en la Bahía de todos los Santos para arribar por su propio pie a Salvador y convertirse en la banda sonora de los mejores momentos de la vida de los brasileños.

El gran Dorival no solo creó maravillosas canciones sino que consiguió algo aún mås difícil: que cada uno de sus tres hijos, Dori, Nana y Danilo, fueran a su vez unos fuera de serie casi a la altura de su inalcanzable padre. Para genética privilegiada, la de los Caymmi. Talento en estado puro.

Pero de quien voy a hablar hoy aquí es de Nana, la única mujer del clan. Nacida en Rio hace casi 80 años,  que cumplirá el próximo día 29 de abril, si Dios quiere. Nana es simplemente, mi cantante favorita entre TODAS mis cantantes favoritas. La voz a la que acudo cuando tengo el llanto atorado y necesito sacarlo, la voz con la que me emociono más profundamente, la que más me llega. Hubo un año, el peor de mi vida, en el que la escuché única y exclusivamente a ella, curativa y catártica a la vez. Lo que me suena a mi por dentro, cuando amo o cuando sufro, es la voz de cristales rotos y afinación perfecta de la menina de seu Dorival, diosa hija del dios supremo del panteón musical de Bahía. Nana, la bendecida, Nana, la única.

No soy yo sola la que piensa así, es probablemente la cantante más respetada y admirada de ese continente musical que es el Brasil, más allá de modas y de estilos. Nana reina por encima de todas, porque nadie, nadie, entra en la boca del estómago de quien la escucha como ella, con la vara de mando por delante.

En estos momentos tan convulsos que estamos viviendo regreso cada vez más a ella, sobre todo a la magnífica versión, para mí la definitiva, que hace del Smile de Chaplin. En una bellísima versión en portugués ( que aporto con mi traducción al castellano) Nana nos invita al estoicismo tan necesario en estos tiempos que nos ha tocado vivir. 

Hace años, una de las personas que más quiero y de quien más he aprendido sobre la música y sobre la vida, me llamó desde Rio para contarme que había conseguido una entrada para asistir a un concierto de Nana Caymmi. A mí se me cortó la respiración. Cuéntamelo todo, por favor, le supliqué. Él me hablo de su majestuosidad de diva incontestable, de su seguridad aplastante en el escenario, del repertorio bellísimo que iba desgranando sin que pareciera terminar nunca… “pero tenías que ver qué versión hizo de Smile, Ignacia. Lloraba todo el público. Aún tengo los pelos de punta, aún sigo removido. No lo olvidaré nunca”.

Si algo me ha dado envidia en el mundo es poder haber vivido ese momento en directo. Pero por milagro, ese momento se recogió y está en un CD ao vivo y en un enlace a youtube que comparto con vosotros para que os emocionéis conmigo.

Nana, la que canta desde lejos, casi llorando. Nana la de los falsetes inverosímiles. La hermana de Dori y Danilo, la menina de seu Dorival. Hace llorar, pero sonriendo.

Sorri / Quando a dor te torturar / E a saudade atormentar / Os teus dias tristonhos, vazios / Sorri / Quanto tudo terminar / Quando nada mais restar / Do teu sonho encantador, sorri / Quando o sol perder a luz / E sentires uma cruz / Nos teus ombros cansados, doridos / Sorri / Vai mentindo a tua dor / E ao notar que tu sorris / Todo mundo irá supor / Que és feliz

Sonríe / Cuando el dolor  / Y la nostalgia te atormente / Tus días tristes, vacíos / Sonríe / Cuando todo se acabe / Que no quede nada más / De tu sueño encantador, sonríe / Cuando el sol pierda la luz / Y sientas una cruz en tus hombros cansados, doloridos / Sonríe / Ve mintiendo tu dolor / Que al notar tu sonrisa / Todo el mundo supondrá / Que eres feliz

IGNACIA DE PANO

Síguela en Twitter en la cuenta @ignaciadepano

Me llamo Ignacia, como mi abuela; fui abogada y ahora veo crecer la hierba. Solo sé de música y algunos libros. Escribo para compartir tesoros.