2013. Un grupo de científicos americanos llevó a cabo un experimento con resultados sorprendentes. Unos resultados que explican qué está pasando en la política española. Síganme, alucinarán.

Elaboraron un ejercicio de matemáticas y seleccionaron dos grupos diferente, en total más de 1.000 personas. Ambos grupos con los mismos conocimientos de matemáticas. Por supuesto, el ejercicio era con idénticos números y solución. Ya saben, las matemáticas son una ciencia en la que 2 + 2 = 4. Pues bien, ahora vienen los resultados: en el primer grupo casi el 100 % de los sujetos acertaron la solución, mientras que solo un 50% de los del segundo grupo dieron con ella. Recuerden: ambos grupos con los mismos conocimientos de matemáticas y manejando los mismos datos. ¿Qué había ocurrido? Atención nos vamos acercando a la política española.

El enunciado del problema en el primer caso tenía que ver con la correlación entre erupciones cutáneas y determinadas cremas. En el grupo que apenas superó el 50% de acierto, el enunciado era sobre la correlación entre criminalidad y legislación de armas.

La conclusión de los investigadores es que la lógica no funcionaba cuando había una creencia previa, 2 + 2 ya no sumaban cuatro. Llámenlo creencia, prejuicios o marco mental. Es lo que había ocurrido en el segundo grupo. Aunque los datos del enunciado eran los mismos, los prejuicios, las connotaciones políticas afectaban al raciocinio.

Saltemos a nuestra triste realidad. Hace un par de días circulaba un video en el que Pedro Sánchez afirmaba que los políticos no debían elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Claro. Era antes de que él llegase al poder. Me ahorro recordarles las maniobras, junto a Pablo Iglesias, para acabar haciendo lo contrario de lo que predicaba. Suerte que tenemos a Europa para frenarle los pies.  Es muy aburrido, pero necesario, recordar el caso de las maletas de Ábalos, o el escandaloso rescate de la aerolínea Plus Ultra.

¡Y son tantos los despropósitos! El Gobierno obligó a instaurar el estado de alarma en Madrid porque tenía más de 500 casos por cada 100.000 habitantes, pero callaba ante los casi 800 casos de Navarra, y no digamos la genuflexión en forma de silencio ante la pésima gestión y contagios en Cataluña. El Ministro del Interior cesó a un coronel por no saltarse la Ley al seguir las instrucciones de un Juez. O las “reuniones” de trabajo de Ábalos y compañía en las Baleares para poder saltarse el confinamiento perimetral de Madrid. Podríamos seguir con los ministros con nula experiencia laboral –¡Dios mío, es vergonzoso!—. Así hasta el infinito y más allá.

Y ahí están las encuestas, más o menos matizadas, que vuelven a dar al PSOE como partido más votado. 2 + 2 no son 4, recuerden el experimento.

Creencia: la Izquierda es buena y se preocupa de todos.

En el caso del otro partido en el poder, Podemos, es tal la lista de despropósitos que no gastaré espacio y lo resumiré en la medalla de oro y plata de la majadería. El audio que circulaba en las redes sociales en el que Pablo Iglesias –ojo, vicepresidente del Gobierno– afirmaba que el poder no lo dan los votos sino ocupar las calles y fábricas. El calificativo de poco democrático se queda corto. La medalla de plata es la promesa de cerrar el Zendal. ¡Cerrar un hospital público! ¿Cómo es posible, si siempre reclaman servicios públicos? Claro, quien lo ha construido es de un partido de otro color.

Creencia: la extrema Izquierda defiende al pueblo trabajador.

Saltemos a la delirante realidad catalana. Después de la vergonzosa y nefasta gestión de la Generalitat. Después de mentir a sus fans una y otra vez, vuelven a votarles. El desastre de los dirigentes independentistas produce tanta vergüenza ajena que dan ganas de vomitar. Solo algunos ejemplos: las ayudas a los autónomos, sin más criterio que “el que primero se apunte se lleva la pasta”, ningún requisito económico ni de sentido común. Qué tentador es sospechar que los colegas del movimiento indepe estaban avisados y fueron los que más trincaron. Fue tan vergonzoso que el Govern tuvo que rectificar. O el teléfono al ciudadano para temas relacionados con el COVID, que era de pago… Por cierto: servicio gestionado por una empresa en la que el hermano de Junqueras tiene un cargo directivo. La lista de la gestión de la vergüenza es infinita.

Pues nada, volvieron a ganar las elecciones.

Creencia: «son dels nostres y estiman Catalunya».

No quiero cansarles más, quiero ir al meollo del asunto.

Recuerden el experimento que les contaba al inicio. Las creencias. El marco mental. Los prejuicios. Llámenlo como quieran. Da igual el partido político. Estamos condenados… ¿Estamos condenados?  Hay destellos de esperanza. Por ejemplo, el gobierno de Susana Díaz perdió el poder tras los escándalos de los ERES, y los andaluces la echaron, y ahora están descubriendo que, pese a la crisis, se están saneando las cuentas. Supongo que solo el hecho de cerrar la interminable lista de chiringuitos, regados con dinero público, ya fue de enorme ayuda.

En una democracia saludable se penaliza a quien gobierna mal. Da igual de qué partido sea. Si yo fuese independentista jamás votaría a ERC o JxCat, por mala gestión, y por engañarles. Perderían el poder y para recuperarlo deberían elegir a gente más preparada. La misma medicina aplicaría a cualquier partido.

No tenemos memoria y cuesta mucho escapar de las creencias. Imaginen el ejercicio de matemáticas del inicio. Imaginen 2 pizarras, una para cada grupo. Imaginen que en las dos aparece la misma pregunta escrita: 2 + 2 = ¿? Imaginen que uno de los grupos contesta 2+2 = 5. Imaginen que, además, se enfadan con el grupo que dice que la respuesta es 2+2 = 4.

Los prejuicios, los dogmas, el fanatismo, el sectarismo, contaminan y premian a los malos gobernantes, que saben que no tenemos memoria y somos fáciles de manipular.

La solución está en nuestras manos.

PD. Acabo de leer un mensaje que recoge 2 tweets de Gabriel Rufián: en uno critica con ironía al gobierno de Ayuso, con una foto de un grupo de franceses de fiesta por Madrid; en el otro felicita a la multitud que celebra la victoria de La Real Sociedad en la final de la Copa.

El sectarismo de Rufián es perfecto ejemplo de cómo la ideología puede acabar con una ciencia empírica como son las matemáticas. Dos más dos jamás fueron cuatro. Jamás. Dependiendo del día pueden ser tres, o cinco, o vaya usted a saber…

JOAN PUIG

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