Las noticias, como las desgracias, nunca vienen solas, pero lo más sangrante es que en el relato oficial de la cotidianeidad nunca nos cuentan la verdad.

Y para muestra el botón del ministro Salvador Illa, que miente con desparpajo y descaro en sus intervenciones públicas, leyendo, sin necesidad de papel, ese discurso propagandístico redactado en las bambalinas del poder por cualquier mamporrero del actual gobierno de alma traicionera.

Los españoles sabemos, sin necesidad de paños calientes, que el ministro es, sencillamente, un catalán golpista agazapado; representante en la Villa y Corte de uno de los peores partidos políticos del espectro político, siempre en lucha desde la penumbra, y embozado, como todos los cobardes, contra España: el PSC.

Y todos los españoles, muy especialmente los madrileños, asumimos que el mentiroso lector y ministro, para mayor sindiós de este (des)Gobierno de España, haya llegado al «límite de su paciencia» (sic) justo a tiempo de parar los actos del 12 de Octubre; día en que el protagonismo recae en las dos instituciones más odiadas por la izquierda española y los golpistas: el Rey y el Ejército.

«Illa descarnó la mentira en su declaración de guerra a la comunidad de Madrid, con esa terrible y preocupante vocación lesiva para los intereses de España de gobernar por sus nísperos»

Y así, con su relato pandémico, olvidamos la imputación de Pablo Iglesias, para quien el Gobierno ya ha asignado al fiscal amigo, el señor Luis Navajas, que sin duda será políticamente asesorado por Delgado y Garzón. 

Como testaferro de ese espíritu traicionero, Illa descarnó la mentira en su declaración de guerra a la comunidad de Madrid, con esa terrible y preocupante vocación lesiva para los intereses de España de gobernar por sus nísperos, en la acepción más macarra del clásico: «¡sujétame el cubata y verás!». Sus palabras, tras conocer el auto del Tribunal Superior de Madrid (sic) fueron: «Con lo que los expertos nos aconsejan, adoptaremos las decisiones jurídicas que mejor protejan la salud».

¡Toma una de expertos! 

Es éste un Gobierno que actúa de forma ilegal. Y le sale gratis. Es éste un presidente que no es prepotente, sino puramente dictatorial. Y que salvo a los suyos, los paniaguados, suscita miedo allá por donde pisa. En Europa, por ejemplo, donde se explayó en la necesidad de cambiar la ley para renovar el CGPJ. Asunto delicadísimo que sólo genera incertidumbre jurídica, inseguridad e inestabilidad para invertir.

Y esto, amigos, es lo terrible, que al gobierno de Sánchez le sale todo gratis en esta España camino de la ruina, adormecida por sus muchos recursos mediáticos generosamente amamantados con los euros de todos. 

MANUEL ARTERO

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