Lo que leerán a continuación no es un artículo, es un grito.
¡Somos el país más confinado del mundo! ¡El país con más muertos por millón del planeta! ¡El país con más sanitarios contagiados! ¡El país europeo que más que más sufrirá la crisis económica! Un país con un Gobierno que compra mascarillas no homologadas (¡y repite con el mismo proveedor!), un Gobierno que reconoce que no tiene datos fiables y por tanto, no es capaz de tener un plan creíble de desconfinamiento. Un Gobierno cuyos dirigentes no cumplen la cuarentena. Un Gobierno que reconoce que realiza seguimiento en las redes sociales a ciudadanos. Un Gobierno que publica leyes en el BOE a las 23.59 h por su incapacidad de prever sus implicaciones (por favor, Europa, no nos miren demasiado). Prefiero no seguir. Dios mío.
Un Gobierno que tenía todos los informes en sus manos que le advertían de los enormes riesgos de permitir la manifestación del día de la Mujer, 8 de marzo. ¡Incluso la OMS (Organización Mundial de la Salud) le avisó! ¿Qué hicieron? Permitieron que ríos de gente multiplicasen el maldito virus por razones sectarias (Releo esta última frase y ¡es terrible!). Por cierto, todos los opinadores, periodistas afines y demás mediáticos “amigos” del Gobierno exclamaron “¡No pasa nada, todos y todas a la manifestación!”. Cuando la verdad les ha arrasado el Gobierno tiene la cobardía de decir: “seguimos los consejos de los expertos” o “los expertos se equivocaron” (Irene Montero dixit). Además de mentirosos, cobardes. Por no volver al periodismo afín “no se podía saber”. ¿Cómo? Ni una puñetera disculpa, cero humildad. Sí, ahora llega la estrategia de socializar la culpa “todos somos responsables”.
«Cuando la verdad les ha arrasado el Gobierno tiene la cobardía de decir: “seguimos los consejos de los expertos” o “los expertos se equivocaron” (Irene Montero dixit).»
Oigan, a mí déjenme en paz: el Gobierno es quien tenía todos los informes… Incluso el Ministro Pedro Duque declaró que a finales de enero tenían datos sobre la letalidad del virus. Pero claro, ahora “todos somos responsables”. Y un cuerno. Sin olvidar el otro mantra que emite el Gobierno: ahora toca “juntos saldremos de este reto”. Después de burlarse de la oposición, ahora toca apelar al truco “conmigo o contra España”. Me voy a morder los labios, mejor dicho los dedos.
Yo puedo entender que una pandemia como la que nos asola es compleja y difícil de manejar. Incluso puedo comprender que se cometan errores, pero no acepto que no se pueda criticar. Y tampoco acepto que nos mientan.
No tengo ni idea de cuándo saldremos a la calle, cómo llegaremos a la «nueva normalidad», de si habrá o no habrá rebotes por dar rienda suelta a los más pequeños, son demasiados los interrogantes y no tengo bola de cristal, pero sí sé algo: ahora estamos confinados pero no perdamos la Memoria. Convirtamos nuestro sufrimiento en toneladas de cemento que apuntalen nuestra Memoria. Cuando esto acabe –y Dios quiera que sea pronto– querremos olvidar esta pesadilla, volver a tomar una cerveza en una terraza o pasear por las calles, bañarnos en el mar. ¡Claro que deberemos disfrutar de la Libertad… pero temo que nuestro buen carácter nos empuje a mirar hacia delante olvidando la terrible experiencia por la que hemos pasado!
Ya conocen el tópico “olvidar la historia nos condena a repetirla”… En nuestras manos estará evitarlo. Por cierto, yo tampoco olvidaré jamás a nuestros verdaderos héroes, los profesionales de la Sanidad.
Sí, saldremos de nuestros domicilios algo asustados. El distanciamiento social. El Cambio de paradigma. Nada será como antes. Corremos el riesgo de querer instalarnos en la “nueva normalidad” o lo que demonios sea eso. “Olvidar” será la palabra que saldrá de nuestros labios. Tan humana y tan lógica. Pero les diré algo: hoy, en el momento de publicar este artículo, ya son 24.824 los muertos «oficiales» –si sumamos los no oficiales con toda probabilidad superan los 40.000–, y esos muertos deberían ser la vacuna contra la enfermedad del olvido. Esa vacuna no depende de laboratorio alguno; depende de todos y cada uno de nosotros.
Tengamos Memoria, no olvidemos.
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