En España hemos empezado el tránsito cuaresmal por todo lo alto. Mientras unos iban al anual recordatorio del Miércoles de Ceniza, ese alegórico mensaje de que polvo somos y al polvo tornaremos, otros, armados con su soberbia, se reunían en el palacio de La Moncloa para dar  el pistoletazo de salida a una serie de claudicaciones al independentismo catalán de las que tardaremos mucho en recuperarnos.

Me sigo preguntando cómo han podido encajar tanto ego en un espacio tan cerrado. Los protagonistas de esta mal llamada mesa de diálogo viven en otro mundo. No habría inconveniente si no disparasen con pólvora del rey, y contra sus propios hermanos, que somos todos los demás: los catalanes no independentistas, y el resto de españoles y comunidades autónomas, que siempre tienen las de perder. Ha sido maravilloso y muy reconfortante ver cómo en La Moncloa han recibido a la delegación de una comunidad autónoma española, que no es más que la mía, como si fuera un país ajeno al nuestro.

«Ha sido maravilloso y muy reconfortante ver cómo en La Moncloa han recibido a la delegación de una comunidad autónoma española, que no es más que la mía, como si fuera un país ajeno al nuestro.» 

Hablando de la pólvora del Rey y de actuar contra el compañero, ese mismo día, por si fuera poco lo visto con el independentismo, la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, y su segundo, Rafael Simancas, ese otro lastre, se reunieron con sus homólogos de EH Bildu para negociar los presupuestos y su apoyo a la ruptura del techo de gasto. Claro que sí, señora, todos tranquilos. Plena confianza en estos interlocutores. El brazo político de un grupo armado siempre da paz y estabilidad a un Gobierno. No nos quejemos.

Y todo esto sucede en el marco de la “seguridad jurídica”. Ni Constitución, ni decencia, ni Ley, pero, ¡oh!, la “seguridad jurídica”. Qué capacidad tienen algunas personas para hundirlo todo desde la vaciedad. Qué cosa esta la de tener un Gobierno que no nos miente y que se deja la piel del ego en defender a España y los españoles. Da gusto.

Pero no seamos cenizos, no llamemos a la mala suerte. Miremos al líder de la oposición, que seguro que tiene preparada una batería de acciones concretas para frenar este sinsentido. Vamos a escucharle. Ajá, palabras, resumen de la situación… exigir la comparecencia en el Congreso del Presidente del Gobierno para que éste rechace lo propuesto por él mismo, más palabras, ajá. Todos tranquilos. Pablo Casado ha dicho en un tuit que cuando su partido gobierne anulará todas las prebendas que Pedro Sánchez haya concedido al independentismo. Que no es que me parezca mal, ojo. Es que se podría deducir que la oposición no va a hacer nada hasta entonces. Y habrá que ver entonces, pues no se conoce un gobierno reciente del PP que haya corregido una mala acción de un gobierno socialista, que hasta el mismo Mariano Rajoy se jactó de ello públicamente el año pasado.

Efectivamente, no queda muy aseado que un gobierno pacte con Bildu presupuestos, ni moción, ni investidura, ni nada. Pero esas cosas hay que preverlas antes de votar en contra de su ilegalización, que luego vienen los lloros.

Corría la Semana Santa de 1998, y Tony Blair, Primer Ministro británico en esa fecha, vacacionaba con su familia en las Islas Canarias. Descanso que tuvo que interrumpir para volver antes de lo previsto a Reino Unido porque se firmaba con Irlanda el conocido como Acuerdo de Viernes Santo, que pretendía poner fin al problema del Ulster, terrorismo del IRA incluido. Parecía que se les empezaba a aclarar su horizonte un Viernes Santo; estaba la Resurrección a la vuelta de la esquina. Ya habían recorrido su desierto. A nosotros aun nos queda. Y ¡menudo desierto!

«No nos esperan buenos días, no. El camino no va a ser fácil, pero hay que recorrerlo igualmente. Apretémonos, pues, los machos, y tiremos para adelante…»

Aquí empezamos ahora con los lloros. Se nos presenta una Cuaresma que, más que evocar a los cuarenta días de ayuno y oración de Jesucristo antes de su Pasión, lo que parece es la travesía del pueblo judío durante cuarenta años por el desierto tras su salida de Egipto. ¡Ay!, esa tierra prometida del consenso; ¡ay!, esa liberación del 78;¡ay!, esos años y estos líderes. ¡Ay de nosotros, los españolitos!

No nos esperan buenos días, no. El camino no va a ser fácil, pero hay que recorrerlo igualmente. Apretémonos, pues, los machos, y tiremos para adelante, porque los que están dispuestos a pelearlo todo, no se bastan solos, y los que debieran dar la batalla están destacando por incomparecencia.

Como país, hemos inaugurado la Cuaresma acercándonos un poquito al averno, pero no perdamos de vista que estos son días contados, años contados; que llegarán la resurrección y la tierra prometida. Y podremos terminar el trayecto hechos un cristo, sí, pero lo terminaremos vivos.

ESTRELLA FERNÁNDEZ-MARTOS

Síguela en Twitter: @estrella_fmm 

Estrella Fernández-Martos es cordobesa, titulada en Protocolo y Relaciones Institucionales. Pintora y escritora, ha colaborado con distintos medios de comunicación, entre ellos, el ABC de Córdoba, donde también ha ilustrado sus colaboraciones. Puedes seguir su blog personal «Con los pies en el agua»

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