Cada cierto tiempo Venezuela ocupa los principales titulares de las portadas de los periódicos e incluso las conversaciones más triviales. Es un tema reiterativo, un tema inconcluso al que le falta algo más que escapa a nuestra comprensión. Estos días, ese otrora paraíso tropical vuelve a ser trending topic en las redes sociales. Hablamos de un país rico al que llegaban barcos atestados de aquellos españoles que buscaban una vida digna para sus familias en la postguerra.
Tras eel episodio de Delcy Rodríguez y José Luis Ábalos en el aeropuerto de Barajas, han salido a la luz ciertos detalles que van más allá de si la vicepresidente de Nicolás Maduro surcó el cielo europeo a través de un agujero negro o de una dimensión desconocida, para luego dirigirse a Turquía. Porque no solo Venezuela forma parte de la geopolítica mundial; nuestro país, España, es parte de ese plan que por momentos escapa a nuestra comprensión, pues somos piezas de un gran ajedrez cuyo tablero se maneja desde varios puntos del planeta, aunque los grandes accionistas y principales interesados parecieran estar aún en aquella «Isla de la felicidad» que tanto gusta a la izquierda de vino y caviar.
Para ponernos en situación y hacernos una idea general de lo que se ha cocido a baja temperatura, vamos a mencionar algunos hechos importantes que han marcado de forma decisiva estos últimos años, y a sus protagonistas en su contexto correcto. Porque si lo analizamos desordenadamente podríamos sumirnos en el caos provocado e interesado, gracias a una estrategia que conocen y manejan magistralmente aquellos que tiran de los hilos.
Si nos remontamos al año 2009, encontraremos fotos de Hugo Chávez, apoyado por las FARC, estrechando lazos con Ahmadinejad, quien a su vez apoyaba a Hezbolá. En ese tiempo Ahmadinejad intentaba controlar Líbano, mientras Chávez hacía lo propio con Bolivia y el resto de América Latina. Ahmadinejad prometió la desaparición del Estado de Israel y la caída del Gran Satán, mientras que en Venezuela se iniciaba un fenómeno nunca visto: la profanación de sinagogas, y una clara animadversión política hacia Israel, Estado con el que finalmente Chávez termina rompiendo relaciones diplomáticas.
Años más tarde, en diciembre de 2014, el Tribunal General de la Unión Europea retiró a Hamás de la lista de terroristas pese a ser conocidos extremistas que han asumido a lo largo del tiempo la autoría de hechos deleznables para la humanidad. Paralelamente se desveló que Obama había conversado con los Castro a espaldas del Congreso de EEUU, período en el cual Cuba no detuvo en absoluto su política de represión y genocidio, con las cárceles repletas de presos políticos y de «conciencia». Más de 8000 muertos, asesinados, por disentir de una dictadura sanguinaria, que ha hecho de la Isla una cárcel terrible. A día de hoy aún no hemos leído por parte del Gobierno cubano la ratificación de los pactos de los DDHH con el reconocimiento de una sociedad civil cubana libre, dentro y fuera de la Isla. Esos días, EEUU entregó tres presos a los Castro, que eran confesos terroristas de la Red Avispa, y los cubanos liberaron de sus mazmorras a Alan Gross. Obama planteó un cambio de política mientras otros prisioneros, secuestrados y torturados, continúan hasta ahora olvidados en las cárceles cubanas. Adicionalmente, EEUU estrechó sus lazos con una “nueva” China, asegurando su mercado sin compromisos de parte y parte.
Esas semanas los acontecimientos se sucedieron a ritmo frenético: el mismo día que se conocía el contacto entre Obama y los Castro, «casualmente» las FARC anunciaron en una reunión, con besa manos, bendición de Raúl Castro y fotos, una paz indefinida, pero con la «coletilla» de un proceso constituyente que les iba a permitir entrar «legalmente» en el poder en Colombia, de la mano de Juan Manuel Santos, como antes habían hecho los guerrilleros del M19 con el ex presidente Gaviria. La noticia apareció en la prensa tras varios meses de «negociaciones» de paz sin paz, y arduas reuniones llevadas a cabo en La Habana, como no podía ser de otro modo. Mientras tanto los campamentos de los terroristas crecían y se iban ampliando y trasladando desde Colombia a Venezuela.
Al mismo tiempo, a finales de ese año, el castrochavismo estableció relaciones firmes con socios “no habituales”, como China, Rusia e Irán. Es difícil determinar cuál de esos nexos o lazos es el más peligroso de todos, pero lo que sí conocemos a día de hoy es que Irán fraguó su relación a través de quien fuera gobernador del Estado Aragua, Tareck El Aissami, bajo la tutela de Cuba y del entonces canciller Maduro. Durante esos meses parecía que entre los viejos Castro, Rusia y Obama, Venezuela podía quedar fuera del juego político, económico y energético, pero no olvidemos que a pesar de la dramática situación que ya era notable en PDVSA, la Faja Petrolífera del Orinoco sigue siendo la fuente de petróleo segura más importante del mundo. Y que el país, pieza clave en términos de estrategia, posee una importancia geopolítica privilegiada.
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, en el Parlamento Europeo, tras 16 «considerandos», se condenaba la persecución política, el uso de la violencia y la violación constante de los DDHH en Venezuela. Votaron en contra, obviamente, Podemos, ERC, Bildu, Izquierda Unida, Compromís y ANOVA, los mismos que hoy muestran su absoluta fidelidad a la Narcotiranía dirigida por Nicolás Maduro.
En las semanas previas a esos hechos, y por medios cubanos, nos enteramos de que Cuba cedía a Rusia bases en el Golfo de México; la Rusia que apoya al NarcoRégimen en Venezuela y que a partir de entonces ha tenido vía libre para sobrevolar el cielo caribeño. Vladimir Putin, por su parte, movía otras piezas, jugando con las grandes reservas energéticas de las que aún hoy depende el norte y el centro de la Europa occidental. Vende energía y compra oro, pasando a tener las mayores reservas de oro del mundo. Pero no todo está dicho, porque Rusia sigue en el juego y Putin sabe que su papel puede ser determinante.
Por lo que respecta a Tareck El Aissami, ascendió rápidamente durante el gobierno de Chávez, llegando a ser también su vicepresidente. Él es el hombre clave en las negociaciones con Oriente Medio. Su padre, Carlos El Aissami, fue el jefe de la sección venezolana del partido político Baath de Irak, defensor de Irak, Saddam Hussein y la Yihad islámica, o Guerra Santa de Al Qaeda y de los talibanes. El Aissami, actual vicepresidente económico de Nicolás Maduro mantiene socios importantes, desde personajes que pertenecieron a los gobiernos de Chávez, incluido el propio Diosdado Cabello, jefe del llamado Cartel de los Soles, hasta el Estado de Irak y de Siria.
En 2015 salió a la luz un pacto entre el Gobierno de Obama e Irán, conocido como “the deal”. El expresidente de EEUU lo justifica con un “o era esto o la guerra”. Tanto Putin como Obama manifestaron su agradecimiento por el consenso alcanzado con Teherán, tras 20 meses de intensas negociaciones, dando carta blanca a continuar con su programa nuclear y con la extracción y enriquecimiento del uranio obtenido… Uranio extraído y procedente de Venezuela. Pese a ello y de forma paralela se supo que el Departamento del Tesoro de EEUU era muy consciente de la relación entre Hezbolá y Venezuela.
Ese verano las portadas de los periódicos y los telediarios se regodeaban emitiendo imágenes y vídeos de los sonrientes Obama paseando por la Habana vieja. Y es que aunque las cosas poco han cambiado para el pueblo cubano, con presos políticos, represión, desaparecidos, y balseros que se la juegan en mar abierto, intentando cruzar esas 70 millas que les separan de Estados Unidos, el «Tío Sam» reabrió su embajada en La Habana, en una acción sin precedentes. No hubo condiciones, pues Raúl Castro repitió hasta la saciedad que sus políticas son intocables y que Cuba seguirá gobernada como hasta ahora. Pese a eso el Nobel de la Paz, Barack Obama, consiguió el aplauso fácil y pasó a la historia como el presidente que restituyó las relaciones diplomáticas con la «Isla de la felicidad».
En el mes de junio de 2016 Turquía fue noticia. Los acontecimientos se precipitaban en las calles, y yo no podía evitar que mi memoria me trasladara 14 años atrás, cuando se produjo un alzamiento militar en Venezuela que separó momentáneamente a Chávez de la presidencia. A pesar de su renuncia al cargo, fue nuevamente llevado a hombros por los militares afines al dictador de regreso al poder. Días más tarde, muchos politólogos, y también los que no lo somos, hablábamos de autogolpe. Mi hermana menor hacía un símil con el “fuera de juego” del fútbol; táctica que puso en evidencia a los que eran fieles a su causa y también a los que no lo eran. Militares y civiles fueron encarcelados en El Helicoide y Ramo Verde. Duró pocos días, pero repletos y salpicados de histeria, desazón, desconcierto y muertos… Se repetía la fórmula a tantos kilómetros de distancia, con tantos años de diferencia. Para el Foro de São Paulo un nuevo socio entraba en el juego.
El Foro, fundado en 1990, es mucho más que la unión de grupos y partidos de la izquierda latinoamericana; se asienta sobre los cimientos de grandes mafias, cárteles de la droga y organizaciones terroristas. Ha financiado a personas y la creación de grupos políticos como Podemos, inmersos hoy en una investigación internacional. También cuenta como principal canciller y activo con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, y muy particularmente con algunos regímenes como el de Cuba, el de Evo Morales en Bolivia y, cómo no, Venezuela. Zapatero ha sido protagonista de diálogos, negociaciones, reuniones, votaciones y demás «saraos» que tengan a bien planificar los hermanos Castro. Pero este papel no le es ajeno al PSOE, partido que a finales de los años ochenta del pasado siglo tuvo en José Luis Ábalos un “mediador” en la disolución de la cruenta guerrilla colombiana M19, que se ha infiltrado en la vida de las instituciones de Venezuela. Uno de sus principales líderes es el muy conocido Gustavo Petro, quien fuera alcalde de Bogotá, dos veces candidato a la presidencia del país y, actualmente, senador en el Congreso de Colombia.
Durante las protestas contra los gobiernos de Chile y Ecuador, se efectuaron 3 reuniones importantes del Foro de São Paulo; una en Puebla, bajo el patrocinio del gobierno de México con el comunista López Obrador; otra, en Caracas, y una última en Buenos Aires, para celebrar la coronación de los hermanos Fernández. En plena ola de gravísimos disturbios, el capo Diosdado Cabello declaró que la «brisita bolivariana» que recorre la región se convertiría en huracán. Mientras esos hechos se producían, seguíamos viendo desfilar por Hispanoamérica a Zapatero, Pablo Iglesias y su ministra consorte, Irene Montero.
Las relaciones entre la Narcotiranía y España son más que evidentes, y no solo por la desembarco de Delcy y sus 40 maletas como si fueran los 40 ladrones violando el cielo y el suelo europeo. No es menos grave el hecho de que Delcy —según comenta el propio Maduro— suele viajar sigilosamente, y que el destino final de ese viaje era Estambul, punto vital de la llamada ruta del oro; viajes en los que intervienen aviones de PDVSA, en la logística del transporte, y que incluyen otros destinos, como México, Rusia, Irán y Bélgica. Este último país ha sido mencionado recientemente cuando decomisaron una tonelada de oro de un avión que aterrizó forzosamente en la isla de Aruba. Como sabemos, el oro venezolano, al igual que otros valiosísimos minerales, como el Coltán o el Torio, extraídos también en el Arco Minero del Orinoco, son vergonzoso expolio de una región sumida en la esclavitud, trata de seres humanos, crimen y muerte.
Lo explicado es solo una mínima parte de lo que es el Foro de São Paulo, un Foro que desde hace años está afincado en Europa, con planes en España a largo término, de ahí que los acontecimientos se estén desarrollando cada vez a mayor velocidad, con más celeridad que en otros países, como Venezuela. Conocer la verdad es lo único que nos podría salvar del poder político y la corrupción de esta izquierda que ya se ha quitado la careta; actúa libre y abiertamente, se declara comunista y apoya al Che, y a Fidel, Lenin, Stalin, la STASI y el terror. Invade e infecta rápidamente todas las instituciones, crea ministerios e institutos con nombres rimbombantes, persigue el control de los medios de comunicación, nuestro sistema de justicia, nuestra Constitución y las leyes, y la educación de nuestros hijos…
Esa izquierda carece de principios, tiene sus propias normas, y no está precisamente entre ellas la democracia. Esa izquierda es el mal, en mayúsculas, y contra ese mal solo podemos oponernos. Escoja usted su bando.
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Otros artículos del Dossier Venezuela, de Carolina Rodríguez Cariño, publicados en los últimos meses por Ataraxia Magazine, por orden de aparición:
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https://ataraxiamagazine.com/2019/01/01/de-la-luna-de-miel-a-la-represion/
https://ataraxiamagazine.com/2019/01/13/incertidumbre-en-venezuela/
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https://ataraxiamagazine.com/2019/03/11/venezuela-morir-en-la-oscuridad/
https://ataraxiamagazine.com/2019/04/04/instalando-el-socialismo/
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Carolina Rodríguez Cariño
Hispanovenezolana, con la suerte de nacer y crecer en la Venezuela democrática. Hija de padres docentes, quienes me han dejado como herencia valores, una formación y a creer, enseñar y practicar lo que se enseña. De niña fui testigo de los estudios de Maestría de mi papá y los de mi mamá, que les retomaba con 4 críos pequeños, lo que me permitió aplaudirle a rabiar con solo 10 años, mientras Ella subía al paraninfo universitario. Disfruté de mi casa con su “mata de mango”, de los juegos con mis 3 hermanos y muchos primos, el colegio y la universidad. Aunque en casa se hablaba de matemáticas y teniendo nutrida biblioteca de geografía e historia de mi papá, decidí que mi vida se imbuiría en las ciencias. Así que me gradué Médico Veterinario (UCLA-Venezuela), fui profesora e investigadora en la UCV durante 20 años, parte de los cuales los compartí con la Maestría y PhD en la UAB (mención Cum Laude y Premio Extraordinario de Doctorado). He sido profesora invitada en la UAB y la UdeC en Chile. Actualmente en España con marido e hijo, quereres compartidos y con Cuba entremedio; formando parte del grupo de patología de IDEXX laboratorios.