Dos millones doscientos mil catalanes no votaron opciones independentistas en las últimas elecciones autonómicas. Este artículo es un homenaje a todos y cada uno de ellos. Ahora que el Gobierno de España ha pactado con el separatismo —dejándose por el camino 200.000 votos—, y no sabemos qué ha pactado ni qué nos espera en el futuro, es el momento idóneo…
Conoces perfectamente los riesgos que conlleva significarse o declararse abiertamente constitucionalista en Cataluña. Lo mínimo que puede sucederte es que te señalen y pinten la fachada de tu casa o comercio. Pero harto de tanta infamia, sacando fuerzas de flaqueza, te infundiste valor y empezaste a colgar la bandera de España en tu balcón. Gracias.
El 27 de Octubre del 2017 el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, golpista prófugo, proclamó una surrealista Declaración Unilateral de Independencia (DUI), y tú respondiste saliendo a la calle en una manifestación histórica en Barcelona, que congregó a más de un millón de catalanes. Gracias.
Hace ya un tiempo que rompiste esa mordaza de silencio autoimpuesto que oprimía tu corazón y tus labios y empezaste a discutir con amigos y familiares; el precio lo pagaste, y sigues pagándolo, a base de muchas y dolorosas rupturas, pero decidiste que era mejor ser honesto y llevarte bien contigo mismo que aparentar o esconderte tras una cortina. Gracias. Respondiste a las caceroladas al discurso del Rey con la misma medicina al discurso del inefable Quim Torra. Gracias.
«Hace ya un tiempo que rompiste esa mordaza de silencio autoimpuesto que oprimía tu corazón y tus labios y empezaste a discutir con amigos y familiares…»
No, no es fácil en absoluto enfrentarse al discurso oficial y a los medios de comunicación que por tierra, mar y aire, te insultan a todas horas, cada día, continuamente. Pero sólo son valientes aquellos que conocen y han experimentado el miedo. Gracias, valientes. Ahora ya has perdido ese miedo, te lo has ganado: avergüenzas a los fascistas que cortan las calles y actúan como auténticos gánsters con la mirada limpia de la libertad. Gracias.
No nos vamos a engañar. Sabemos que Cataluña está rota y que nunca, nunca, volverá a ser lo que fue. Sabemos que las empresas se están marchando. Sabemos que muchas familias jamás volverán a estar unidas. Pero ahí sigues, seguimos, seguís, en el frente de batalla, en la trinchera. Gracias.
«No nos vamos a engañar. Sabemos que Cataluña está rota y que nunca, nunca, volverá a ser lo que fue. Sabemos que las empresas se están marchando. Sabemos que muchas familias jamás volverán a estar unidas.»
Te sientes olvidado y ninguneado por un partido político que detentando el Gobierno de España habla de conflicto político entre Cataluña y España, olvidando vergonzosamente que es, ante todo, un conflicto entre catalanes creado, alentado y promovido por una parte de catalanes. Pero no te has marchado y madrugas cada día para ir a trabajar, pagar tus impuestos y sostener los servicios públicos, como hacen el resto de españoles. Gracias.
Miras perplejo cómo coronan como héroe al fugitivo Puigdemont, ese que dijo en un arrebato de cinismo a sus compañeros de Govern “mañana todos a trabajar” y se metió en un maletero rumbo al último confín de la cobardía y la vileza. Pero tú ya no te callas, jamás volverás a hacerlo. Imposible. Te da igual si te expulsan de algún grupo de WhatsApp; de hecho sabes que así serás más feliz. Gracias.
Resistes parapetado en la trinchera de la paradoja, librando una lucha absurda y surrealista por la libertad en un mundo que ya es libre, y te han dejado solo. El Gobierno ha pactado con quien te insulta y te desprecia. Pero te da igual porque tú sigues defiendo al país cuyo Gobierno felón te ha traicionado. Ni contemplas la posibilidad de abandonar la barricada. Gracias.
«Miras perplejo cómo coronan como héroe al fugitivo Puigdemont, ese que dijo en un arrebato de cinismo a sus compañeros de Govern “mañana todos a trabajar” y se metió en un maletero rumbo al último confín de la cobardía y la vileza.»
Discutes de ser preciso hasta la extenuación con aquellos que se tragan que la República sería luminosa mientras sigue aflorando la corrupción por doquier —¡hola Laura Borrás, presunta corrupta!— y la pésima, infame, nula gestión de la Generalitat. Discutir con abducidos no es fácil. Son una secta con parálisis cerebral. Pero tú no cedes. Gracias.
Te dicen que TV3 es la televisión más plural del mundo, mientras ves que en sus programas el público luce su lacito amarillo y sus manos sacan humo aplaudiendo a verdaderos indigentes intelectuales. Así que dejas de ver esa cadena dedicada a sembrar cizaña y odio en la sociedad y la eliminas del televisor, porque estás cansado de que te digan que eres un colono, un botifler, un traidor, un miserable y que tu vida es una mierda. Tú has decidido que tu vida, tu sentimiento y tu identidad es tuya y solo tuya, no de la mafia. Gracias.
Me gustaría tanto poder daros las gracias uno a uno…
Sospechas que Pedro Sánchez ha llegado a algún inconfesable acuerdo que se someterá a consulta en Cataluña. Supones que su intención, en el mejor de los casos, es “desinflamar” la herida proponiendo más autogobierno y algún caramelo en forma de prebendas o de más dinero al nacionalismo secesionista. Quizá su intención sea enfriar al separatismo, pero sabes que estas concesiones solo sirven para alimentar a la bestia. Concesiones que harán que la próxima vez que embista —y embestirá, no lo dudéis— sea mucho más fuerte. Tú lo sabes porque lo has vivido. Qué triste que tengamos que “sospechar” porque nadie nos cuenta nada.
«Tú has decidido que tu vida, tu sentimiento y tu identidad es tuya y solo tuya, no de la mafia.»
Por este motivo, me gustaría acabar con un mensaje al resto de españoles…
En Cataluña el Gobierno nos ha dejado solos, tremendamente solos y a oscura —repito: nadie sabe con exactitud qué han pactado—, pero en esta tierra triste y asolada viven millones de valientes que se han ganado con creces el ser considerados lo mejor y lo más noble de nuestro país, defendiendo con esfuerzo titánico e ilusión irreductible a España.
No nos dejen solos. Gracias.
Puedes seguir a Joan Puig en twitter como @avecesensayo
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