Pues ya estamos en la recta final para las próximas elecciones con unos pronósticos por bloques muy similares a las celebradas en Abril. O al menos, eso dicen las encuestas publicadas hasta la fecha.
En el bloque de izquierdas se mantiene o baja ligeramente el PSOE, se hunde Unidas Podemos y entra al partido electoral Más País. En el bloque de derechas, el PP recupera posiciones perdidas, Ciudadanos se desploma y VOX gana posiciones, situándose como tercera fuerza política. A nivel nacional, Cataluña incendiada y más revuelta que nunca, animada por unos políticos irresponsables y una dejadez inusitada del Gobierno central, y con una imagen cada vez más deteriorada y una economía cada día más dañada.
En el plano internacional, seguimos con el interminable Brexit, de momento abocado a una extensión hasta Enero de 2020 y posibles elecciones el 12 de Diciembre, con el consiguiente deterioro de la economía británica. La guerra comercial entre China y EEUU sigue viva, y empiezan los aranceles a la Unión Europea por importe de 6.744 millones de euros, con especial impacto en la economía española, afectando a varios productos españoles. El ejecutivo en funciones español calcula el impacto en unos 800 millones de euros.
Y en Europa, Draghi se despide del BCE dejando los mercados inundados de liquidez y con los tipos en mínimos históricos, mientras damos la bienvenida a la nueva presidenta Christine Lagarde con un claro sesgo más político que técnico. Se enfrentará a una economía en la Eurozona cada vez más debilitada y con Alemania en riesgo de recesión técnica en el próximo trimestre. Difícil tarea le espera, ya que la eficacia de la política monetaria se agota y sólo queda hablar de estímulos fiscales y ajustes de calado.
En EEUU la economía sigue aguantando, pero las tensiones de liquidez en el mercado de tipos a corto plazo, ha obligado a la FED a inyectar más de un billón de dólares en pocas semanas para relajar las tensiones en el mercado de “Repos”. Las empresas americanas como GM empiezan a avisar a Donald Trump del impacto de la guerra comercial con China. Pero, estamos en año electoral.
¿Y los mercados que dicen de todo esto?
Si miramos la evolución de los índices bursátiles, nadie diría que todo lo anterior ha afectado a los inversores ni a los mercados.
Excepto España y Reino Unido, que suben este año en torno a un 10%, el resto de las principales bolsas europeas se acercan o superan subidas del 20%. Los índices americanos se mueven en revalorizaciones de 15-20% y mercados como Brasil o Japón suben un 20% y un 14%, respectivamente. Parece que, de momento, las bolsas no acusan toda la inestabilidad que las rodea.
Es evidente que la actuación de los bancos centrales (FED y BCE principalmente) interviniendo con inyecciones de liquidez y bajadas de tipos, han permitido a los mercados bursátiles ser una de las pocas alternativas de inversión rentables. Una gran cantidad de bonos ofrecen ya tipos de interés negativos, mientras que las rentabilidades de las bolsas vía dividendos está en el entorno del 3-4%, lo que se llama el “dividend yield” en términos sajones.
Sin embargo, a medida que vamos viendo más datos económicos tanto a nivel interno, como en la Eurozona, se percibe una clara “desaceleración sincronizada” de las economías, como así lo definió la recién estrenada presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. Bonito nombre para ese cargo. No hay nada mejor que ser transparente y “cristalino” en la gestión de las instituciones.
De hecho estamos viendo revisiones a la baja en el crecimiento del PIB en la mayoría de los países, excepto en Japón y Brasil, según las últimas previsiones del FMI. A nivel mundial se espera un crecimiento del PIB para 2019 del 3% y para 2020 del 3,4%. La desaceleración china se acentúa con crecimientos ligeramente superiores al 6% para 2019 y por debajo en 2020, mientras Estados Unidos aguanta por encima del 2% en 2019 y 2020. Los mercados emergentes mantienen crecimientos en el entorno del 3,9% en 2019 y 4,6% en 2020.
En el caso español el FMI vaticina un crecimiento del PIB para 2019 del 2,2% y para 2020 del 1,8%, cifras muy optimistas teniendo en cuenta los indicadores internos que estamos viendo en los últimos días. De hecho, las principales casas de análisis a nivel nacional (Funcas, BBVA Research, Banco de España) dan estimaciones inferiores a las publicadas por el FMI.
Al margen de que las economías tienen sus ciclos, es evidente que la guerra comercial entre EEUU y China está poniendo más presión en los intercambios comerciales y está incentivando el proceso de desaceleración de las economías. Y parece que va para largo, según las predicciones de los principales bancos de inversión. Y a ello se unen los recientes aranceles establecidos por EEUU a la Unión Europea por las ayudas a Airbus, y donde España sale bastante perjudicada como ya hemos comentado al principio. Es paradójico que el país que menor participación accionarial tiene en el consorcio aéreo (el 4.2%) sea el más dañado por dichos aranceles, a diferencia de Alemania y Francia con porcentajes superiores al 11%.
En España tenemos varios factores adicionales a los externos que nos rodean. Como ya hemos comentado, nos volvemos a enfrentar a unas nuevas elecciones y seguimos sin tener un presupuesto ajustado a la realidad económica actual. El conflicto catalán se ha endurecido tras la sentencia del Tribunal Supremo, con el impacto que ello conlleva en la economía regional de Cataluña y al resto del país, además de la pérdida de imagen que también supone a la marca España en el exterior. Cataluña ha perdido el primer puesto en aportación al PIB español en beneficio de Madrid, y los datos económicos que vimos después del 1 de Octubre se vuelven a reproducir en los últimos indicadores, con perspectivas de seguir empeorando tras el recrudecimiento del conflicto en las últimas semanas. Las asociaciones de empresarios catalanes (las constitucionalistas), así como la CEOE, están poniendo de manifiesto el deterioro de la confianza de las empresas y de los inversores en Cataluña, afectando directamente a decisiones de inversión e incluso pérdidas adicionales de empresas fundamentales, como podría ser el caso de SEAT. Recordar que ya han salido más de 5.500 empresas de la región, siendo Madrid la más beneficiada acogiendo al 54% del total. La inversión extranjera en Cataluña cayó en el primer semestre de 2019 un 17% y en términos interanuales un 31%. El total de deuda asciende a 80.000 millones de euros (10.500 euros per cápita) en el primer semestre de 2019 o el 33.8% del PIB, de los cuales el 47% son con el Estado central. Una situación muy complicada ante el deterioro de la situación económica. Recordar que Cataluña es la única autonomía a la que todas las agencias dan un “rating” de bono basura. Su capacidad de financiación fuera de los mecanismos estatales es inviable.
Sumamos a todo ello el “tirón de orejas” que Bruselas ha dado al gobierno en funciones de Sánchez (y van varios) por los presupuestos recientemente presentados. Les han pillado con el carrito del helado. Avisan de que las desviaciones en gasto público y déficit son patentes con una escasa concreción de los ingresos futuros. Hablamos de unos 7.000 millones de euros, para ponerlo en contexto. Obviamente, el Gobierno se escuda en la imposibilidad de formar gobierno y verse obligado a convocar unas nuevas elecciones, además de no querer poner negro sobre blanco la subida generalizada de impuestos que llevan en su programa económico. Y los potenciales ajustes que habrá que hacer para cumplir con el déficit exigido por Bruselas.
En cualquier caso, no parece que vaya a cambiar lo suficiente el resultado electoral como para poder formar un gobierno estable a no ser que se llegue a acuerdos de Estado entre los dos principales partidos.
Quedan 10 días para los comicios y las circunstancias económicas irán a peor. El último dato de la EPA del tercer trimestre de este año así lo confirman, con una creación de empleo que empieza a acercarse a crecimientos en torno al 2%, dato muy preocupante, teniendo en cuenta que tenemos una tasa de paro el doble que la europea y cercana al 14%.
Otro dato destacable es que la deuda de la Seguridad Social ha llegado a máximos históricos, y ya supera los 50.000 millones de euros en Agosto, contribuyendo a que la deuda del conjunto de las administraciones públicas ascienda a 1,2 billones de euros, hasta el 97,4% del PIB. El gasto en pensiones en el mes de Octubre ha llegado a la cifra record de 9.710 millones de euros, con un total de pensiones que superan los 9.768.000. Y todavía quedan por incorporarse al sistema los pensionistas futuros del llamado “baby boom”.
Podríamos comentar muchos más indicadores y datos que muestran el deterioro que está sufriendo la economía española, como la caída en la demanda de crédito, el desplome de los indicadores en la industria, el menor crecimiento del consumo y demanda interna, la caída de la inversión en bienes de capital, el parón en la venta y alquiler de viviendas, las ventas de turismos, etcétera. Son muchos los datos que confirman esa “desaceleración sincronizada” que mencionaba el FMI y que en el caso español se están acentuando con cierta rapidez. A nuestra economía le cuesta mucho recuperarse de las crisis, pero sin embargo, caemos de una forma más violenta que otras economías por nuestra estructura productiva. Todo ello se traduce en que la tasa de ahorro se encuentre en máximos históricos con un total de riqueza familiar neta cercano a 1,7 billones de euros en el segundo trimestre de 2019. Es decir el 128,4% del PIB. Sólo en efectivo y depósitos hay la friolera de 913.000 millones de euros. “Casi ná” y sin remunerar.
¿Y ahora qué?
Empezamos la temporada de resultados empresariales del tercer trimestre de 2019. Si bien no recogerán todavía muchos de los impactos antes mencionados, si nos dará una idea de cómo evolucionan las diferentes compañías y sectores. Ya hemos visto algunas revisiones a la baja de resultados tanto en Europa como en España y EEUU, y los analistas han ido ajustando poco a poco a la baja las estimaciones de ventas y beneficios para las compañías cotizadas. Se han visto algunos “profit warnings” (rebaja de expectativas de beneficios) de cierta relevancia que avisan de la magnitud de la desaceleración.
La duración de la guerra comercial, el Brexit y los aranceles impuestos por EEUU condicionarán las estimaciones del 2020. Son factores externos difíciles de evaluar pero que tendrán un claro impacto en las cuentas de resultados de las compañías. Es evidente que el año que viene va a ser un año muy complicado para los mercados. Hay demasiadas amenazas y poca capacidad de maniobra de los bancos centrales en política monetaria. Las inyecciones de liquidez ayudarán a mantener el pulso económico pero no serán suficientes para impulsar la economía y generar inflación, como ya hemos visto en estos últimos años. Serán necesarias políticas de estimulo fiscal, reducción de costes y aumento de la productividad. Y pocos países tienen la capacidad para hacerlo, excepto Alemania, pero no parece que de momento esté por la labor. Quizás la entrada en recesión técnica en este trimestre, les obligue a mover ficha.
En el caso español, volvemos a depender de unas elecciones para formar gobierno y poder elaborar un presupuesto que se ajuste a la realidad de la situación económica, y no sólo proponga promesas electorales de gastos sociales que serán imposibles de financiar. Se hacen necesarias reformas en profundidad de la estructura actual de gasto público, control del déficit y reducción de la deuda pública. Nuestra capacidad de reacción ante una crisis severa, es muy limitada, sin incumplir los compromisos con Bruselas. Un paro del 14% es una losa para la economía.
Seamos prudentes de aquí a fin de año. Aprovechemos los repuntes bursátiles para incrementar la liquidez y esperar acontecimientos. Ello nos permitirá tomar decisiones de cara al 2020 con los resultados de unas elecciones que esperemos permitan una gobernabilidad y la elaboración de unos presupuestos creíbles. Tenemos nueva presidenta en el BCE, elecciones americanas con “impeachment” por medio, un Brexit y una guerra comercial encima de la mesa. Busquemos preservar patrimonio aunque implique renunciar a cierta rentabilidad. Al menos durante los próximos meses. Y estemos preparados para volver a posicionarnos cuando el panorama esté algo más tranquilo y permita tener cierta visibilidad a medio plazo.
Suerte con las elecciones y ya saben, disfruten de la vida que sólo se muere una vez y se vive todos los días.
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Álvaro Shares es un licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por el CEU y la Universidad Autónoma de Madrid, que ha sobrevivido a 31 años de experiencia en la bolsa española, en firmas de primera fila del sector financiero como JP Morgan o BBVA, entre otras. Desde el año 86 ha visto y seguido la evolución del profundo cambio que han sufrido los mercados hasta la actualidad. Desde el crash del 87 hasta el Brexit del 2016, así como la evolución tecnológica y el desarrollo de nuevas alternativas de inversión, siempre de la mano de los principales inversores nacionales e internacionales. Mucho mundo a sus espaldas y muchos viajes con los principales directivos de las compañías españolas. Y con ganas de seguir aprendiendo.