Me queda el recuerdo de la bella Dominique Sanda, aunque sea con esa cara de horror, ira y miedo en la película «El conformista»…

Imposible permanecer tranquilo en el ejercicio de la paciencia. Este mes de Agosto que ya hemos dejado atrás resultaba propicio para ejercer el viejo oficio del periodismo que me distrae en el camino a la particular Casa de los Maquis. No ha habido día que no haya transcurrido sin grandes noticias, titulares bala, opiniones «cañón» y hasta cortinas de humo «para distraer» de los asuntos de corrupción y holgazanería política que nos rodean. ¡Como si no fueran todo un magistral y virtuoso ejercicio de egoísmo y ambición por el poder!

Por fortuna me queda sumirme en mis recuerdos y, de entre ellos, recrearme en el recuerdo de la bella Dominique Sanda, aunque sea con esa cara de horror, ira y miedo con la que obsequia a Marcello Clerici —interpretado por Jean Louis Trintignant— en la película «El conformista», que dirigió Bernardo Bertolucci en 1970 ¿La recuerdan? El señor Clerici, profesor de filosofía, es un fascista, y está dispuesto a casarse para aprovechar su planeada luna de miel en París para pegarle dos tiros a un viejo profesor italiano que había sido su maestro en la Universidad.

 

«Basándose en una novela de Alberto Moravia, Bertolucci dirigió una de las películas mas importantes del género denominado político»

Basándose en una novela de Alberto Moravia, Bertolucci dirigió una de las películas más importantes del género denominado político. Y no tuvo reparo alguno a la hora de confesar a los medios de comunicación de la época que: «Yo soy Marcello y hago películas fascistas, y quiero matar a Jean-Luc Godard, un revolucionario que hace películas revolucionarias y que fue mi maestro». Desde entonces la “gauche divine” no le perdonó a Bertolucci que abandonara las tesis comunistas y, sobre todo, el hecho de que se convirtiera al budismo.

Y mientras tanto, aquí, por mucho que miro a mi alrededor, no veo que nadie se convierta al budismo. Todos seguimos con las orejeras calientes, en busca de esa sombra salvífica de verano que nos permita la serena reflexión, camino como vamos de la insensatez más supina y del “calentamiento local” —que provocará que el Manzanares suba siete o más metros de altura y lo inunde todo—, ocasionado por el comunismo. Menos mal que nos queda el celuloide de la irrepetible Dominique Sanda en «El Conformista» Yo, que soy de buen contentar, me conformo: «¡¡¡Ommmm!!!»

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