

Dos ensayos sucesivos sobre el modelo escolar colectivista y neurolingüística
POR ROQUELO L. TOLENTINO
Ensayo II
Situándonos en el contexto de la Escuela de Fráncfort, en esta última entrega se cuestionará con argumentos epistemológicos el objetivo del lenguaje políticamente correcto. Dicha escuela propone esta forma de lenguaje como una suerte de tratamiento hipnótico para combatir la ‘’neurosis capitalista del individuo’’ (fíjense muy bien que pongo la frase entre comillas); estos teóricos alegan, en un ejercicio regresivo de maniqueísmo pseudocientífico, que ello está causado por el capitalismo. Hay que decir que nada en esta teoría es nuevo; es sólo una presentación postmoderna de la ‘’alienación del obrero’’, que ya había descrito el totalitario Karl Marx en el siglo XIX. En el mejor de los casos, se trata de un diagnóstico cuya especificidad es imposible de comprobar o medir (razón por la que es una falacia circular), y, en el peor de ellos, de un traje de teoría ficcional hecho a medida de los prejuicios ideológicos neomarxistas de sus autores. Contra estas teorías que pretenden moldear la mentalidad del individuo al programa del ingeniero social, se propondrá otro tipo de lenguaje, el lenguaje asertivo, que tiene un cimiento científico -puede probarse metodológicamente-, y cuyo fin no es el de tratar a los individuos como seres enfermizos a uniformizar (igualdad biológico-material), sino el de aceptar la naturaleza humana en cuanto tal, no distorsionar el proceso evolutivo que resulta de la acción humana y las instituciones que de ella derivan. A mayor abundamiento, formularemos detalles para una herramienta de comunicación útil en la batalla de las ideas, basada en la Programación Neurolingüística (PNL) y nos aproximaremos a una aplicación realística del lenguaje que proponemos. La base del lenguaje asertivo, la PNL, parte de la idea científica irrefutable de que cada individuo es inevitablemente desigual a otro sin que ello sea motivo de conflicto, y puede ampliarse a todos los ámbitos donde queramos abordar un debate o gestionar cualquier forma de comunicación de las infinitas que se nos presentan como resultado de vivir en sociedad.
El lenguaje es un código. Lenguaje asertivo vs. lenguaje políticamente correcto
La corrección política del lenguaje hace, o pretende hacer, de la expresión un acto forzosamente neutro; de esta manera hace que el individuo pierda la espontaneidad oral expresiva al intervenir en la selección instantánea de las palabras (proceso de codificación influido por metaprogramas, creencias, escala de valores, … elementos que vimos en el ensayo I). Así, el proceso mental de corrección política puede convertirse en contraproducente en cuanto a la expresión al dar lugar a una forma de autocensura (autoagresión) que el individuo detectará a posteriori. La respuesta de compensación psicológica empieza cuando la persona detecta que hay ‘’información’’ inexpresada. Esta respuesta aparecerá incluso cuando el lenguaje políticamente correcto se haya incorporado en la fase escolar temprana del individuo contrariamente a la falacia anticientífica de la tesis de la Escuela de Fráncfort, ya que además del factor social, el lenguaje posee un factor neurológico muy determinante e independiente del entorno o la familia (esta refutación está sostenida por lo que han demostrado los estudios neurocientíficos acerca del carácter independiente de la evolución del ‘’equilibrio’’ entre amígdala y neocórtex cerebrales, pues la emoción está siempre en mayor o menor medida presente en la conducta humana). Cuando esta respuesta tiene lugar repetidamente, como coinciden los diversos tratados de psiquiatría consultados acerca de otras formas de autorrepresión, cabe perfectamente la hipótesis que la inhibición que induce el lenguaje políticamente correcto puede desembocar en psicopatologías, enfermedades psicosomáticas, trastornos mentales varios, psicosis, pérdida de la voluntad autónoma, neurosis. Otra forma de proyectar un ejemplo del problema es ir a sus consecuencias interpersonales o sociales; muestra, los malentendidos. Los malentendidos se hacen frecuentes por el estado pre-psicótico en que se instala el individuo. Por ejemplo, todos están socialmente coaccionados a esforzarse en utilizar el lenguaje inclusivo de la ideología de género, ya que se sienten ‘’observados’’ por el clima de buenismo instaurado.
Discusión científica
La tesis de otros factores psicológicos que influyen en la autorrepresión echa por tierra la sostenida por Wilhelm Reich, ‘’psiquiatra’’ miembro de la escuela citada anteriormente y fundador del freudomarxismo. La sociedad capitalista y la institución evolutiva la familia, suponiendo que fueran la causa de la alienación a que se refiere Reich al hablar de la represión de las pulsiones sexuales, no serían las únicas fuentes de neurosis, sino que el lenguaje políticamente correcto podría ser también un factor etiológico de la alteración neurótica. En efecto, y haciendo abstracción del método popperiano de falsación, si el lenguaje políticamente correcto es, para la Escuela de Fráncfort, una forma de deconstruir la sociedad capitalista y la familia, que entra dentro del programa de la Nueva Izquierda, no puede considerarse como un factor liberador del ser humano, tal como afirman sus paladines, sino más bien un elemento represivo más. La refutación lógico-deductiva también nos exige plantearnos la cuestión de que, si el sistema que autorregula las relaciones humanas en el capitalismo produce autorrepresión del individuo, por qué el sistema planteado por la Escuela de Fráncfort no produce dicha represión, ya que la única manera apriorística de entenderlo es comprender que estamos ante un acto de fatal arrogancia de ‘’intelectuales’’ subvencionados a los que todos deberíamos obedecer sin oponer resistencia. Además, tal postura colisiona frontalmente con los datos que ofrece la psiquiatría, cuya coincidencia en señalar la aparición de enfermedades mentales originadas por la autorrepresión emocional, refuerza todavía más que estamos ante una pseudociencia no-comprobable. La coincidencia y claridad de los datos seguramente no se debe a causas instrumentalizadas para fines políticos, como sí sucede con los ‘’datos’’ producidos por Reich y todos los análisis de la Escuela de Fráncfort para descriminalizar el marxismo como ideología. No es excesivamente complicado comprobar lo que hay de manipulación y falacia en el freudomarxismo. Las conclusiones originarias a que llegó Sigmund Freud en ‘’La organización genital infantil (Una interpolación de la teoría de la sexualidad, 1923)’’ no especifican en ningún momento el origen del complejo represivo de Edipo, una serie de emociones contrapuestas experimentadas por la criatura sobre los padres. El complejo de Edipo es simplemente una fase del desarrollo psicosexual normal de los niños, y se desconoce su origen o etiología. Lejos de ser resultado de una cultura basada en la represión, como fantasmalmente sostiene la Nueva Izquierda, la conclusión a la que podemos llegar es que se trata más bien de una toma, falsificación e instrumentalización de éste y otros trabajos valiosos de Freud para los objetivos neomarxistas de la Escuela de Fráncfort, con el fin de darle halo de ciencia a lo que no son más que hileras de chapuzas pseudointelectuales.
Cómo transmitimos información a la hora relacionarnos con otros. Para nuestra táctica de deconstrucción del lenguaje políticamente correcto, de las falacias dialécticas circulares (discusión en bucle del tipo: si cuestionas el ecologismo; eres negacionista, si cuestionas la estatalización del feminismo; eres machista, … ) o sencillamente para dar la batalla de las ideas en pro de la libertad, es fundamental el uso estratégico del lenguaje como transmisor de ideas para romper el ciclo en términos abstractos y sin evaluar ni juzgar personalmente a nuestro interlocutor, cosa que suelen emplear los dirigentes/creyentes de izquierdas con sus presas más fáciles. Si lo hicieran con nosotros, no picamos el anzuelo y, si hay información útil, la captamos para más adelante, y seguimos nuestra articulación. No lo haremos de cualquier forma, sino que lo efectuaremos teniendo en cuenta un elemento determinante en toda nuestra estrategia de penetración. Aludimos al elemento de identidad neurolingüística de nuestro receptor o, lo que es lo mismo, su canal de comunicación representacional mayoritario de la realidad, es decir, si percibe la realidad desde un punto de vista visual (son personas que utilizan frases o constructos lingüísticos del tipo imagínate que, fíjate si, esta circunstancia es injusta, son muy desiguales, lo captas, lo has visto, veo que no lo ves claro, … ), auditivo (personas que expresan oraciones como me he explicado bien, no has cogido la idea, no entiendes el proceso, explícame eso, podrías describir paso a paso a que te refieres, me suena mal/bien, … ) o sensorial (individuos que expresan conceptos de la clase percibes la diferencia, lo que explicas es agobiante, qué rollo, qué bochornoso, me desespera, voy a irme, me saca de mis estribos, siento que no me lo explicas bien, me estás tomando el pelo, siento que no lo captas, me sabe mal/bien, me (in)satisface, me inquieta, …). De los cinco sentidos del ser humano, estos tres son los que evolutivamente se han especializado en transmitir información; el individuo, inconscientemente, suele hacer uso de uno de ellos con mayor frecuencia (o de dos canales a la vez, equilibradamente), esto es, se puede ser, por ejemplo, 70% auditivo, 20% visual y 10% sensorial. No nos será tan difícil identificar si nuestro interlocutor o adversario es visual, auditivo o sensorial, ya que ello forma parte de nuestro fuero interno, de nuestra propia naturaleza como seres humanos; aquí no hay nada de esoterismo. Veamos:
Toda esta estrategia lo que nos permitirá es cambiar deliberadamente, si fuera necesario, la posición o canal desde la que hablamos o transmitimos información, en función de qué tipo de persona seamos, y hablarle a nuestro adversario, receptor o audiencia, desde el canal que él utiliza más para representarse la realidad. Ello facilita que nuestro mensaje entre como un cuchillo afilado en mantequilla en la mente de un adversario que está manipulando o jugando con falacias. Lo que hace más efectiva nuestra refutación, y a la vez, mantiene el respeto y los lazos humanos sin recurrir a actitudes verbales agresivas, ya que, si se trata de un adversario de izquierdas, utilizará esta actitud verbal para victimizarse y acusarnos de confirmar sus teorías (falaces, la mayoría de las veces). Con todo, podríamos conseguir desencallar la discusión, fijar el objeto de crítica, rehuir provocaciones y abrir la frontera a la idea de la libertad.
Ejemplo. Construir una herramienta más allá de la educación
El lenguaje asertivo se basa en un uso exploratorio del lenguaje con nuestro receptor directo o indirecto, de modo que podamos defender nuestras tesis intentando sacarle el máximo de información antes o durante el intercambio verbal o escrito (identificando su posible canal representacional de la realidad), con el fin de formular respuestas o preguntas sobre la naturaleza, la objetividad (que muchas veces no existe) y consecuencias de lo que nos plantea, sin hacerlo de forma explícita o agresiva. Esta estrategia es parecida a un análisis epistemológico.
La anterior precondición es la que hace que tengan lugar las relaciones e interacciones humanas. Lo interesante a destacar es que la PNL ha permitido mejorar los estudios sobre lenguaje asertivo más allá de la comunicación asertiva externa, debido a que intenta proporcionar una visión mucho más profunda, que conecta la integración psíquica de la información recibida en respuesta a un estímulo externo con el código emocional auténtico en cada individuo. Permite, así, provocar la expresión de contenidos reprimidos en el receptor. En este paso, la técnica puede aprovecharse para orientar la conducta hacia una actitud escéptica sobre las ‘’verdades’’ que dijera defender, por ejemplo, un ‘’progre’’, o un conservador de la vieja escuela.
Cuando hablamos del problema que está creando la educación colectivista y la inoculación de brutales distorsiones cognitivas (por ejemplo, la opinión favorable al comunismo y condenatoria del capitalismo entre millennials universitarios) es preciso averiguar el canal representacional desde el que nos habla nuestro receptor), debido a que es la única manera que tenemos de conocer por qué sostiene lo que sostiene (esto equivale a conocer algo de sus sesgos). Desarrollar esta habilidad puede llevarnos tiempo. ¿Qué conseguimos si nuestro interlocutor finalmente accede? Pues que exprese todo lo que piensa, a la vez que escucha nuestro mensaje. Si hubiera rebote o abierta manipulación, entonces damos en parte la razón (aunque en el fondo no la estamos dando) y acto seguido reafirmamos el núcleo de nuestro mensaje hablando siempre desde su canal representacional. Aunque hay otras que aquí no comentaremos por razones de espacio, esta técnica se conoce como técnica desarmante, y puede hacer que nuestro interlocutor retome el acto, sin que abandone la conversación. Veamos el siguiente ejemplo, que podría tener lugar al hablar de política, con amigos o conocidos y familiares. Notar bien los términos y palabras utilizados.
A: Creo que es importante que seamos más iguales, veo que hay mucha desigualdad económica.
B: Hmmm, ¿cuánto de iguales?
A: Lo justo para ser felices.
B: ¿Cuánto ves lo justo? Para mí lo justo a lo mejor sería algo muy distinto a lo que es para ti.
A: Fíjate, lo justo para vivir.
B: De acuerdo, lo veo claro, pero no todos necesitamos lo mismo para vivir, ¿quién, entonces, calcula eso?
A: A ver, lo sé, pero lo que me preocupa es que hay gran desigualdad. ¿Tú que estás? Imagino que a favor de la desigualdad neoliberal de la ultraderecha. ¡Venga ya! ¡Paso pantalla!
B: No, en absoluto. Y puede que tengas razón. Pero, si enfocas todo el tema, si ves las dos caras de la moneda, verás claramente que no todos tenemos el mismo concepto de lo justo para vivir; alguien tendrá que decir cuánto es lo justo. Yo, eso, lo veo arbitrario.
A: Bueno sí, para eso está el gobierno democráticamente elegido.
B: ¿Y qué hacemos si no estamos de acuerdo con lo que el gobierno cree que es lo justo y nos ha tocado?
A: Habrá que ver, pero seguro que estará bien. Es democrático.
B: Ok, el gobierno es democrático, eso salta a los ojos, pero: ¿acaso no se equivoca, como yo, el señor de al lado o el resto de personas?
A: Hombre probablemente sí, pero tú no te fijas en que el capitalismo es cruel. Y el gobierno, democrático. Del pueblo.
B: Cierto, el gobierno es democrático, pero, visualizándolo bien, el capitalismo no es cruel, pues puedes proyectar tú mismo lo que crees justo para vivir. ¿Te gustaría perseguir lo que crees justo para ti sin que otros te den órdenes, focalizar tus legítimos fines?
A: Pues sí, pero el gobierno es democrático y por tanto, justo.
B: ¡Lo ves! Estamos de acuerdo en lo esencial, que es lo primero, …
A: Bien, si tú lo ves de esa forma.
B: Sí. Es lo importante.
Pueden extraerse dos datos del tipo de acto comunicativo que he puesto como muestra o aplicación de la estrategia comunicacional aquí tratada. Puede verse que, en la conversación formulada, el interviniente B detecta que su interlocutor A es un individuo que le habla desde un canal neurolingüístico representacional visual, de modo que empieza a girar hasta situarse verbalmente en el mismo plano representacional para transmitir su idea. Y, por otro lado, B retiene a A sin forzarle a seguir en la conversación iniciada, recurriendo a la técnica desarmante, es decir, le da la razón en parte a A (¡aunque no la tenga! ¡tanto dá!) para profundizar en el canal visual y ‘’compenetrar’’ con B, para que vea que tenemos interés en comprenderle.
Conclusión
Aquí sólo he reseñado la aplicación del lenguaje asertivo con PNL, válido para cualquier acto de comunicación. Podemos trasladarlo a cualquier situación que queramos, ejercitando la habilidad de identificar el canal representacional desde el que nos habla nuestro interlocutor, o considerándolos todos ellos cuando hablamos a una audiencia desconocida. Por ejemplo, para rememorar y comparar el progreso material que ha traído el sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción, frente al atraso propio de los sistemas marxistas, relacionando el progreso material con el bienestar psicológico y la posibilidad de colaborar de mil formas (voluntariamente) con otras personas, sin quedarnos sólo en los fríos datos (que, aunque a nuestro favor, de nada sirven), podemos hacer imágenes verbales, explicaciones auditivas directas o alusiones a cómo nos sentiríamos bajo control social (abrumados, paralizados, deprimidos, enjaulados, asfixiados, …), añadiendo imágenes de comunidades humanas. Es una tarea estratégica que debería influir la práctica política para que se adecúe más al individuo, asegure cambios espontáneos ordenados, facilite el progreso, neutralice el peligro totalitario de la ingeniería social y desplace la demagogia
en favor de una mayor racionalidad conjugada, en definitiva, con inteligencia emocional. En lo atinente a la Programación Neurolingüística en la educación colectivista, está claro que ésta debería más bien transformarse en una herramienta en aras de la educación de la libertad (como hemos intentado explicar aquí), exactamente en el sentido inverso en el que nos estamos moviendo. Por último, considero de suma importancia que sepamos dar la batalla de las ideas, ya que, como decía Ludwig von Mises, pensador de la segunda generación de la Escuela Austriaca de Economía, ‘’son las ideas las que hacen la Historia, no la Historia la que hace las ideas’’.
ROQUELO L. TOLENTINO
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Roquelo López Tolentino
Puedes seguir a Roquelo en Twitter @lt_lopez_ y en el Blog de Students For Liberty España https://www.esflspain.org/blog/
Hispano-dominicano y austríaco de pensamiento. Militante de la libertad. Defensor de la civilización occidental, el orden espontáneo, la vida, la igualdad jurídica, la propiedad privada, el Estado de Derecho, el gobierno-Estado mínimos, la libre iniciativa de la sociedad y unos mercados libres. Me considero un convencido de la importancia de la tecnología para, mediante la cultura, la psicología, la ciencia, la historia, la comunicación y la filosofía, defender con pasión y razón la libertad, y luchar contra las nuevas ideas en que vuelve a aparecer el colectivismo en el siglo XXI. El libre comercio internacional es la mejor herramienta para acabar con las guerras, las dictaduras, y disminuir la pobreza en el mundo.