¿En camino hacia una crisis global?

Captura de pantalla 2019-03-23 a las 22.42.34álvaro sharescrisis global-interiorEn 2018 se cumplen 10 años de la crisis provocada por la “burbuja inmobiliaria” en EEUU y que se agravó con la bancarrota de Lehman Brothers y la fusión e intervención de varios bancos de inversión. Vuelven a aparecer en el horizonte los miedos a una nueva recesión, pero ésta vez, apoyada en múltiples factores económicos, políticos y geoestratégicos.

 

Es habitual leer estos días previsiones que apuntan a una posible recesión para finales de 2019 y principios de 2020. Desde los principales bancos de inversión a reputados “gurús” financieros, empiezan a avisar de un panorama ciertamente preocupante. Nos enfrentamos a una crisis diferente que la de 2008 y apoyada en diferentes variables de difícil cuantificación.

¿Hay motivos para ello? ¿Está justificada ésta previsión?

Sí, pero no. Y aquí se admiten todo tipo de apuestas. En función de cómo ponderemos esas variables, el escenario resultante podría tener diferentes dimensiones.

Usando un símil “binguero”, muy a lo “Pajares”, tenemos muchas bolitas dentro del bombo, y en función de cual salga, cantaremos “línea” o “bingo”. Y si salen todas a la vez, se romperá el bombo y se acabó el sorteo.

La incertidumbre es la peor aliada de los mercados financieros, y la mayor interacción de la política en la economía, está provocando situaciones no vistas anteriormente y con desenlaces en muchos de los casos imprevisibles.

Ya hemos vivido casos concretos como la votación del Brexit, la victoria de Donald Trump, la victoria del populismo de Matteo Salvini en Italia, la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, la reacción en Venezuela de Juan Guaidó, que no se esperaba que ocurriesen, y que sin embargo, se produjeron.

«Centrándonos en el impacto puramente económico para analizar esa posible recesión que se avecina, el principal elemento a considerar, es la guerra comercial entre EEUU y China.»

La aparición de nuevos jugadores en el bombo, ha provocado un juego de fuerzas que complica la resolución del “cartón” actual. El aperturismo de la economía china, el auge de los populismos en Europa, la delicada unidad del mercado europeo, el proteccionismo de Trump y el movimiento migratorio provocan situaciones y decisiones políticas que están afectando a los mercados.

En mi opinión y centrándonos en el impacto puramente económico para analizar esa posible recesión que se avecina, el principal elemento a considerar, es la guerra comercial entre EEUU y China. Digamos que es el número clave del “cartón” que puede determinar “línea” o “bingo”.

Captura de pantalla 2019-02-26 a las 10.16.31La imposición de aranceles a los productos chinos, afectó a la economía asiática en un momento de desaceleración de su crecimiento, y con controles internos del crédito para evitar una burbuja de deuda, que se acabó trasladando a los mercados emergentes, que además, sufrían un mayor coste de endeudamiento por la subida de tipos en el mercado americano. Por un lado China exporta unos 550.000 millones de dólares al año hacia EEUU, mientras que en el otro lado, China es el mayor tenedor de bonos americanos y por tanto su principal acreedor. El FMI cifró el impacto de las primeras medidas de Trump en unos 430.000 millones de dólares o medio punto del PIB global.

EEUU se vio beneficiada de la rebaja fiscal aprobada en 2018 y que generó un impulso de la economía durante ese año, que es previsible se vaya atenuando con el paso del tiempo y el crecimiento de su PIB se acerque al entorno del 2% para 2019. Las incertidumbres geopolíticas una vez más, han provocado el freno en las decisiones de inversión de las empresas americanas, lo que se ha trasladado a mercados como el europeo y el asiático, provocando una desaceleración del comercio y un menor crecimiento de sus economías.

Una vez sufridas las consecuencias en los mercados globales, entiendo que se buscará una solución negociada y que intente aportar cierta tranquilidad a los mercados financieros. Pero que no será satisfactoria para el conjunto de los participantes. Debido al sobrecalentamiento de su economía, EEUU ha interrumpido las subidas de tipos para 2019 y ya se estima que podrían incluso volver a bajar a lo largo del próximo año. Por su lado China, está en plena remodelación interna de su modelo productivo, lo que ha ralentizado su crecimiento, generando menores intercambios comerciales a nivel global. Aún así, su crecimiento seguirá por encima del 6%.

«La victoria de Matteo Salvini y el populismo en Italia, ha acentuado la entrada en recesión de su economía y duros enfrentamientos con Bruselas por su política fiscal y presupuestaria.»

Captura de pantalla 2019-03-23 a las 18.31.00En el panorama europeo las cosas no están mucho mejor. La victoria de Matteo Salvini y el populismo en Italia, ha acentuado la entrada en recesión de su economía y duros enfrentamientos con Bruselas por su política fiscal y presupuestaria. La amenaza de una intervención o salida de la EU de Italia, es un factor que empieza a considerarse por algunos analistas. Recordemos que Italia tiene una deuda con el BCE de 480.000 millones de euros. Alemania se enfrenta a la sucesión de Angela Merkel en un momento de debilidad de su actividad industrial y menores exportaciones por el efecto de los aranceles. En Francia la debilidad del gobierno de Macron es una evidencia y las revueltas sociales de los chalecos amarillos, no ayudan a la estabilidad de una economía cada vez más dañada.

España, al menos de momento, seguirá creciendo por encima de la media europea durante 2019, pero es cierto que tenemos muchos indicadores dando alarmas de desaceleración preocupantes y con cifras de empleo nada halagüeñas. La campaña electoral acelerará cierta inversión pública que maquillará la situación real de fondo, pero es “pan para hoy y hambre para mañana”. El agujero presupuestario será un lastre para el nuevo gobierno y la situación de la financiación de las pensiones es un problema estructural. El 28A los españoles decidirán quién manejará la situación los próximos cuatro años. Si bien los gestores internos no muestran una excesiva preocupación por el resultado de las elecciones, serán los gestores internacionales quienes marquen el ritmo de la prima de riesgo española. La situación en Cataluña sigue dañando la imagen exterior de España y no ayuda a la atracción de inversiones extranjeras, que se están enfocando hacia Madrid y otras regiones españolas.

«La situación en Cataluña sigue dañando la imagen exterior de España y no ayuda a la atracción de inversiones extranjeras, que se están enfocando hacia Madrid y otras regiones españolas.»

Captura de pantalla 2019-03-18 a las 17.05.09La situación de los emergentes o también llamados BRICs, se ha visto debilitada por los últimos acontecimientos financieros. La fortaleza del dólar, el menor crecimiento de las principales economías, los cambios políticos en Brasil y México, así como las dudas sobre economías como la argentina, turca, sudafricana, entre otras, añaden un cocktail adicional a la situación global. Los precios de las materias primas serán clave para el desarrollo y evolución de estas economías. El precio del petróleo de momento se mantiene estable. La elevada deuda externa así como un elevado déficit público, las hace muy vulnerables a la situación de desaceleración global, lo que podría llevar incluso a una potencial intervención del FMI en algún caso. El BIS (Banco Internacional de Pagos) cifra en 4,5 billones de dólares las necesidades financieras del sector público y privado de estos países. Recordemos que la deuda soberana y corporativa de los países emergentes está en torno a los 8 billones de dólares, y ante una subida de los tipos de interés en EEUU, se complica su repago y es mayor la probabilidad de “default” de algunos de ellos.

«Otra preocupación inmediata es el alto nivel de endeudamiento de economías como la americana, europea y japonesa. La deuda soberana y privada global asciende a 182 billones de dólares.»

Los ausentesOtra preocupación inmediata es el alto nivel de endeudamiento de economías como la americana, europea y japonesa. La deuda soberana y privada global asciende a 182 billones de dólares (2 veces el PIB global cifrado en 80 billones de USD). Este nivel de deuda es un 67% superior al de 2007. No sólo el alto nivel de endeudamiento público, sino sobre todo los altos niveles de deuda corporativa de empresas, que ante un escenario de crisis o recesión, puede llevar a la suspensión de pagos de muchas de ellas. En el caso de la UE la deuda corporativa asciende a los 7,4 billones de dólares y a nivel mundial está en el entorno de los 74 billones de dólares (16 billones más que en 2013). En el caso de EEUU estos préstamos ascienden a unos 7 billones de dólares, que tienen que refinanciarse en la próxima década. A lo que habría que añadir unos 3 billones de dólares en bonos que están muy cerca de ser calificados como “bonos basura”. Una “burbuja” preocupante ante un parón de las economías.

Como dato optimista y bajando a la microeconomía, los fundamentales de las empresas parecen buenos y relativamente sólidos de momento, aunque es cierto que vamos viendo revisiones a la baja de estimaciones de beneficios y ventas, que empiezan a recoger la inestabilidad de la situación.

Como factores geopolíticos cabe destacar la situación de Venezuela y el Brexit.

«El nombramiento de Juan Guaidó como Presidente interino, genera una escalada de tensión entre las diferentes fuerzas, que podría derivar en consecuencias geopolíticas importantes.»

La situación en Venezuela sigue siendo una muestra de las diferentes rivalidades de fuerzas políticas a nivel mundial. Rusia, Cuba y demás regímenes de izquierda frente a EEUU, Canadá, EU con economías más liberalizadas y basadas en sistemas capitalistas. Con un petróleo de espectador de fondo, que de momento no preocupa excesivamente por sus niveles actuales de precio. El nombramiento de Juan Guaidó como Presidente interino, genera una escalada de tensión entre las diferentes fuerzas, que podría derivar en consecuencias geopolíticas importantes. Su impacto a nivel económico es difícil de evaluar, pero es un factor añadido de inestabilidad global y de incertidumbre para los mercados, en función de las diferentes soluciones al conflicto. La mejor noticia, sería la caída de Maduro y la vuelta a una democracia próspera y plena para el pueblo venezolano.

Otro factor relevante y que se alarga en el tiempo, es el resultado de la votación del Brexit, que provocó una de las mayores caídas bursátiles que se conocen desde el “crack” del 29, con estimaciones de pérdidas a nivel mundial en un solo día superiores a 2 trillones de dólares. Y desde entonces, aunque los mercados han recuperado posiciones, todavía es un factor de incertidumbre que genera prudencia en las decisiones de inversión, buscando refugio en activos menos volátiles y más seguros a largo plazo.

«Gran Bretaña se ha dado cuenta de que su futuro está ligado a la Unión Europea y que de sus diez principales mercados de exportación, siete están en ella.»

Captura de pantalla 2019-03-18 a las 16.54.44.pngGran Bretaña se ha dado cuenta de que su futuro está ligado a la Unión Europea y que de sus diez principales mercados de exportación, siete están en ella. Es un ejemplo evidente de cómo decisiones políticas afectan al curso de las economías, y demuestran la poca previsión y alcance de esas decisiones. En el caso español, un Brexit duro (salida sin acuerdo) según el Banco de España, restaría al PIB en torno a 0.82 puntos porcentuales en un periodo de cinco años, las exportaciones se reducirían un 2.6% en el mismo periodo y las importaciones un 1.78%. La inversión sufriría un 1.5%, el mercado laboral un 0.77%, el consumo en un 0.4%, mientras la inflación se vería afectada en un 0.47% por menor demanda interna.

Ante este difícil entorno, añadir que la capacidad de actuación de los Bancos Centrales y las autoridades monetarias es cada vez más limitada lo que podría amplificar el impacto de una potencial crisis a futuro. Los estímulos facilitados hasta ahora, han permitido una estabilidad económica y financiera, pero la situación ha llegado a su límite. La retirada de dichos estímulos de momento se ha retrasado, y la reducción de los balances de los bancos centrales, se demora hasta 2021. Las rondas de liquidez para los bancos (TLTRO) se han extendido dos años más, ante la debilidad de la economía. Y la esperada subida de tipos de interés por el BCE, tan esperada por las entidades financieras, no se producirá en 2019. La misma previsión se aplica al mercado americano, tras la última reunión de la FED.

«La capacidad de actuación de los Bancos Centrales y las autoridades monetarias es cada vez más limitada lo que podría amplificar el impacto de una potencial crisis a futuro.»

Captura de pantalla 2019-03-18 a las 20.39.51No podemos olvidarnos del sector inmobiliario, causante del famoso “credit crunch” del 2008. Sin entrar en grandes análisis pormenorizados, es evidente el estallido inflacionista que se está produciendo en el mercado inmobiliario, sobre todo en las capitales de los principales países. Si bien es un movimiento más bien motivado por una escasez de oferta, es cierto que ha provocado una subida de precios en las principales ciudades muy relevante, aunque todavía inferior a los máximos vistos en los años anteriores a la crisis. Los alquileres se han disparado y los precios de venta de activos “premium” han subido muy rápidamente. Como noticia positiva, el apalancamiento vinculado a ese crecimiento es inferior al que había en la burbuja del 2008. Se crece mucho, pero mejor, y con menos endeudamiento. Se espera un crecimiento menos explosivo en los próximos años, por llegada de nueva oferta al mercado, y con ligeras subidas de precios, pero menos acentuadas. Al menos en el mercado español. De confirmarse una desaceleración preocupante con visos de recesión, es evidente que veríamos una caída en los precios. Habría un parón en las decisiones de inversión, lo que provocaría un menor crecimiento y una acumulación de los stocks en los balances de las promotoras.

Y dicho todo esto, ¿qué deberíamos hacer con nuestro patrimonio?

Los múltiplos a los que cotizan los mercados, especialmente el americano, son exigentes. Los niveles de PER (Price-Earnings ratio), que mide el número de años de beneficios que necesita una empresa para recuperar el dinero invertido en la compra de sus acciones, se sitúa en 16.5 veces para el mercado americano y en 13 veces para el mercado europeo. Y todo ello, con una previsión de rebaja de estimaciones y ventas de las empresas por la mencionada desaceleración y un menor comercio global, motivado por el proteccionismo vigente. Los analistas en 2019 han recortado las previsiones de beneficios del mercado americano en un 3.3%, las de Europa en torno a un 2.5%, las de los emergentes en un 5% y en torno al 7% las de Japón.

«Las curvas de tipos se han invertido en EEUU por primera vez desde 2007, por el miedo a la desaceleración, y los activos a corto plazo han tomado protagonismo.»

Las curvas de tipos se han invertido en EEUU por primera vez desde 2007, por el miedo a la desaceleración, y los activos a corto plazo han tomado protagonismo. El bono americano a 3 meses repuntó el Viernes 22 de Marzo en rentabilidad hasta 2.455%, mientras que el bono a 10 años se desplomó hasta el 2.45%. Síntoma de una desaceleración relevante. Si bien los expertos no consideran todavía esta señal como augurio de una recesión inmediata, es cierto que la política acomodaticia de la FED y los datos macro, podrían dar mayor probabilidad a su ocurrencia, que está según los analistas en el 25%. En cualquier caso, tendremos que esperar unos 12 0 24 meses para su confirmación. Si supera el 30% de probabilidad, la historia nos demuestra que se acaba confirmando. Según, Oxford Economics (líder mundial en previsiones globales y análisis cuantitativo), le otorgan una probabilidad a una recesión del 25% en 2019 y del 40% en 2020.

Aunque las volatilidades se han estabilizado (han caído un 60% de desde máximos) y las primas de riesgo no se han deteriorado de forma preocupante desde principios de año, es cierto, que se percibe un fondo nervioso e inquieto en los inversores. El mercado está inestable y muy centrado en el “cortísimo plazo”. La llamada a la cobertura de las carteras se generaliza.

«Se percibe un fondo nervioso e inquieto en los inversores. El mercado está inestable y muy centrado en el “cortísimo plazo”.»

Hemos visto salida de flujos en los activos de mayor riesgo, como son las acciones y bonos a largo plazo, para refugiarse en activos menos volátiles y con menos tensión a corto plazo. La liquidez ha aumentado en las carteras y parece ser la tendencia a seguir en los próximos meses. Las transacciones bursátiles siguen cayendo mes a mes en las principales bolsas, como podemos observar en las cifras de volúmenes publicados por Bolsas y Mercados en los tres últimos meses. En 2018 la caída de volumen de negociación en la renta variable española fue del 10%, y en febrero de 2019 ha sido de un 44%. Si miramos los datos del EFPR Group (Accounting, Tax and Business Consulting Services), podemos ver que a lo largo del 2019 se han producido salidas por encima de los 60 billones (americanos) de los fondos de renta variable y han entrado alrededor de 190 billones en fondos de renta fija a nivel global.

Los primeros compases del año han corregido algo las caídas bursátiles de la última parte del 2018 que llegaron en algún caso al 20%. China es la bolsa que mejor comportamiento ha mostrado en 2019 con una subida del 28%, el IBEX sube un 7.7%, el Eurostoxx 50 un 12.2%, el DAX alemán un 9.4%, el CAC 40 francés un 13.70%, el MIBTEL italiano un 16.64% y el FTSE 100 inglés un 9.32%. En EEUU el Dow Jones sube un 9.32%, el Nasdaq un 15.74% y el S&P 500 un 11.72%.

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Sin embargo, sigue habiendo sectores y valores que todavía siguen sufriendo el efecto de la actual coyuntura económica, como pueden ser el sector bancario y el de telecomunicaciones. Uno por falta de márgenes y crecimiento del crédito y otro por alta competencia y dificultad de crecer en el negocio tradicional. El sector energía ha actuado como defensivo en este movimiento, acompañado de una rentabilidad por dividendos atractiva y estabilidad en sus cuentas de resultados. El riesgo en el sector, sigue siendo el regulatorio.

En la medida que se vaya confirmando la intensidad de la desaceleración, y los analistas trasladen a sus estimaciones y predicciones su impacto, iremos viendo como se corrigen las valoraciones de los diferentes activos ante el nuevo escenario resultante. Se podrían ver correcciones cercanas al 15 o 20% en las bolsas, si se confirmase la antesala de una recesión profunda.

En el caso de un Brexit duro y sin acuerdo, las caídas podrían ser muy superiores, así como la ruptura de las negociaciones entre EEUU y China y la imposición de políticas proteccionistas aún más restrictivas.

Añadir como elemento acelerador de los movimientos bursátiles, los nuevos sistemas automáticos de contratación con algoritmos, que provocan reacciones en cadena que acentúan los movimientos de los precios de los activos, y provocan oscilaciones muy superiores a las habituales.

«¿Recesión? No necesariamente. ¿Volatilidad? Será elevada. Muchos factores deben concurrir a la vez para ver esa recesión que muchos expertos auguran.»

Hay mucha incertidumbre en el futuro inmediato y por tanto, alto riesgo de correcciones relevantes en los mercados. ¿Recesión? No necesariamente. ¿Volatilidad? Será elevada. Muchos factores deben concurrir a la vez para ver esa recesión que muchos expertos auguran. Es cierto que estamos en un momento maduro del ciclo, pero ello no implica una recesión inmediata.

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Como estrategia defensiva, sería recomendable sobreponderar el peso de la liquidez en las carteras. Seleccionar valores bursátiles líquidos con alta capitalización y dividendos estables y atractivos a largo plazo. Y en renta fija elegir bonos de alta calidad y larga duración. Para los amantes del inmobiliario siempre se puede recurrir a la compra de acciones a través de las Socimis cotizadas, que ofrecen dividendos superiores al 4% y con una estabilidad de ingresos muy predecible. Además de poder diversificar el riesgo en diferentes segmentos del sector y estar gestionadas por expertos en la materia.

Felices inversiones. Y antes de meternos definitivamente en las trincheras, pongámonos al menos un casco. A río revuelto, ganancia de pescadores.

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Álvaro Shares es un licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por el CEU y la Universidad Autónoma de Madrid, que ha sobrevivido a 31 años de experiencia en la bolsa española, en firmas de primera fila del sector financiero como JP Morgan o BBVA, entre otras. Desde el año 86 ha visto y seguido la evolución del profundo cambio que han sufrido los mercados hasta la actualidad. Desde el crash del 87 hasta el Brexit del 2016, así como la evolución tecnológica y el desarrollo de nuevas alternativas de inversión, siempre de la mano de los principales inversores nacionales e internacionales. Mucho mundo a sus espaldas y muchos viajes con los principales directivos de las compañías españolas. Y con ganas de seguir aprendiendo.


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