

Comunismo: aulas e iniciativas pedagógicas
Recientemente he tenido la oportunidad de hablar con Murray S. Y. Bessette, Director de Planes Académicos de la Victims of Communism Memorial Foundation, organización educativa pro-derechos humanos, sin ánimos de lucro, asentada en Washington y dedicada básicamente a concienciar sobre la dimensión e historia criminal del comunismo. Con el fin de reconocer su utilidad social, en su momento fue autorizada por el Congreso estadounidense y por el Ejecutivo del presidente William J. Clinton. En el sexenio 2003-2009, la organización contó con la presidencia honorífica de George W. Bush. El objeto por el que contacté con Murray estriba en dos hechos diferenciados, pero conectados y relacionados con un ámbito de interés de mi activismo libertario. El primero de ellos tiene que ver con la curiosidad que le había manifestado anteriormente acerca de la iniciativa escolar de la fundación, Communism: Its ideology, Its history and Its legacy (El Comunismo: Su ideología, Su historia y su Legado), un compendio de ciento cuarenta y cinco páginas, estructurado en varios capítulos, con actividades de razonamiento para realizar en las aulas con los alumnos, y que Murray amablemente me facilitó. El programa pretende llegar a las escuelas básicas y secundarias (públicas, privadas y locales) de Estados Unidos, y surge en 2013 a raíz de lo que revelan los estudios sobre los niños y jóvenes estudiantes americanos: su déficit de conocimiento de informaciones básicas sobre la historia del comunismo. El objetivo estratégico del programa es combatir la conversión de los intelectuales, líderes y símbolos comunistas en ideales de igualdad y justicia. Una vital y necesaria batalla cultural que, por razones que podrán identificar en adelante, es tabú en España. El segundo de los hechos diferenciados tiene más que ver con una preocupación doméstica de índole moral, y diría que hasta personal, seguramente compartida por todos los hombres que se resisten al mal, que creen en la libertad y que son conscientes que hay que trabajar cada día para que la permanencia de la sociedad libre no entre en declive. En conexión con esto, el final del análisis que compartí con Murray estuvo en buen grado motivado por la necesidad de implementar el programa didáctico antecitado en España. Le expliqué la situación de favorecimiento cultural de la ideología comunista en nuestro país, los caracteres del fenómeno, el rol germinal de la izquierda en el proceso de blanqueamiento, la entrada de una franquicia del chavismo en el Congreso y las escasas, pero vitales acciones (colectivas o individuales) que se promueven a fin de advertir sobre el peligro o de dar la batalla cultural en el debate público a favor de la libertad. Esta reflexión me ha conducido a la conclusión sobre la buena idea que sería emprender actuaciones colaborativas con el fin de intentar abrir canales de difusión a través de organizaciones y fundaciones que puedan mostrar interés en editar y realizar el proyecto de Murray en España, siempre con la anuencia de sus autores. Claramente abro la vía para los lectores que quieran colaborar y les invito a la sugerencia de comparar de forma sintética la reacción social, mediática y política que tendría la distribución del manual El Comunismo: Su ideología, Su historia y su Legado frente a la extraña normalidad con que se reparten en colegios manuales de adoctrinamiento ideológico, casi siempre de grupos de izquierdas.
En el actual contexto español vemos cómo la conducta política y retórica del marxismo, que Karl Popper definió como ‘’una de las formas de historicismo más peligrosa’’, han retoñado bajo otras formas que no se llaman a sí mismas marxistas, y gozan de un aura de legitimidad social. Prueba de ello es que reciben gran acogida mediática y distinción cultural, y se enmascara e infiltra en causas y asociaciones subvencionadas ad hoc, en apariencia muy heterogéneas y no-convergentes (feminismo, ecologismo, animalismo, grupos politizados LGTBI, etc.) erigiéndose en encarnación de valores como la democracia, la tolerancia, el cuidado del medioambiente, los derechos humanos y la libertad. Sobra decir que todo es mentira. Me parece adecuado citar lo que con más que fundado criterio nos comenta Václav Klaus, expresidente checo y víctima del totalitarismo de izquierdas, sobre el peligro del fenómeno de enmascaramiento del comunismo en la actualidad, y que muchos no advierten, entre otras cosas, porque no es del todo accesible a la vista.
En este cuadro propagandístico diseñado deliberadamente no es menos relevante el efecto comburente que ha tenido en el estado de opinión el período de vigencia de la semánticamente mal denominada Ley de Memoria Histórica (LMH), una ley que se usa para borrar parte de la verdad y blanquear a todos los niveles, incluido el escolar, los crímenes del socialismo y el comunismo español durante el gobierno fraudulento del Frente Popular y la guerra civil (que conviene recordar precipitó el PSOE en 1936). La LMH promueve la imposición de una opinión histórica partidista de España utilizando al Estado como plataforma de coerción espiritual de la población, y es la piedra angular del revisionismo marxista del PSOE contra la libertad política, educativa, de cátedra, de pensamiento, de expresión, …
Como no creo en la inevitabilidad de los ciclos sociales que llevan a los hombres a repetir conductas que en el pasado se han demostrado destructivas, considero que la parálisis de aquellos que no tienen claro que la defensa de la libertad en todas sus dimensiones exige arrestos morales para dar la batalla de las ideas, asumiendo los costes políticos correspondientes. Éste es quizás el efecto político más preocupante que se ha traducido en la falta de denuncia pública de la intención de la izquierda en dividir la sociedad, y lo que es más grave, en fragmentar familias enteras entrometiendo al Estado en las concepciones morales de la gente, sugestionando su memoria.
Resulta evidente que, en este entorno político y normativo en que el poder lo politiza todo, no interesa que a las aulas españolas lleguen compendios como el que me proporcionó Murray, y que se distribuye en las escuelas de EE.UU. De hecho, cualquiera con un mínimo de espíritu crítico tendrá que asumir que el ideal comunista no ha muerto y que los socialistas en general nunca han renunciado a él: el objetivo de la izquierda es que las nuevas generaciones crezcan con una opinión distorsionada sobre la verdad criminógena y criminal del socialismo, ya que de este modo les será más fácil someterlas, ponerles los grilletes en los tobillos sin apenas resistencia. Una de las estrategias iniciales de los negacionistas procomunistas consiste en guiar la formación de las generaciones partiendo de la disociación del marxismo del comunismo. Esto constituye naturalmente un fraude intelectual.
Aunque tal vez sería mucho pedir a esta escala, resultaría interesante conocer los resultados de un posible estudio sobre el nivel de conocimientos de los alumnos españoles de básica y secundaria sobre los crímenes de la ideología de los 100-110 millones de muertos, el comunismo. Contrastando esta propuesta con el autodenominado antifascismo que puebla las organizaciones escolares (y universitarias), mi hipótesis es que los resultados devastadores serían bien representativos de la conexión ideológica de dichas organizaciones con la izquierda y su labor de toma gramsciana de la educación (y la cultura).
Otras iniciativas y la pervivencia ideológico-cultural del comunismo
La pervivencia del comunismo ideológico puede explicarse en base al deseo y la creencia psíquica de una sociedad mejor, bajo la trampa de comparar cosas opuestas: objetivos vs resultados. Se habla de la promesa bondadosa del comunismo y se la compara con los resultados negativos mínimos del capitalismo, que previamente maximizan para sus intereses manipulativos. En esta confusión psicológica, el ciclo ideológico se concreta en que cada vez que el comunismo ha colapsado una sociedad por completo, se alega que eso no fue en verdad comunismo. Esto permite la perpetuación humana en el error alimentado por un deseo irracional del individuo, que sólo podrá combatirse promoviendo la consciencia de la libertad, conjugando razón y emoción. Aquí no valen datos. De hecho, la última situación análoga al fenómeno psicológico de negacionismo procomunista, podríamos encontrarla en las palabras de Pedro Sánchez negando que las políticas del chavismo ‘’representan todo lo contrario’’ a la izquierda. Está claro que este tema genera una importante discusión. Y que la derecha, al ser estacionaria, no es capaz de dar.
Como último factor que en mi opinión explica la persistencia del comunismo ideológico en España está la elevación a categoría de excepciones humanas a la regla de dirigentes marxistas que, si bien tuvieron un papel importante en la Transición española, sólo se trata de acciones individuales que no legitiman de ninguna manera el socialismo o su hermano subsiguiente, el comunismo, como opción política para el presente y el futuro de España.
Son siempre eficaces las iniciativas culturales individuales y la influencia que podamos ejercer en los partidos menos colectivistas, sobre la idea de una sociedad más libre que identifique con claridad las falsas promesas y las nuevas formas en que se manifiesta el marxismo: que es exactamente lo mismo que el comunismo. Yo creo que las acciones individuales funcionan. Por ejemplo, el año pasado presenté a la Real Academia Española un informe con múltiples enfoques solicitando justificadamente que edite la definición de la palabra ‘comunismo’ en la próxima edición del Diccionario de la Lengua Española (DLE), añadiendo el adjetivo ‘totalitario’ en su definición, tal como hace con razón con el artículo ‘fascismo’. La idea principal del informe señala que la RAE sólo usa una metodología socioeconómica y política a la hora de conceptualizar la voz ‘comunismo’ en las dos acepciones con que cuenta el término en el DLE. En el informe se reseña que la RAE omite la metodología histórica en la estructuración oracional de la definición de ‘comunismo’, y para reforzar el argumento se presentan todos los datos históricos de la implementación de ese sistema político criminal en el mundo. Pasado un tiempo, y tras varios intentos después de haber presentado el informe, la RAE admitió que la palabra comunismo ‘’está en revisión’’. Hay que ver si el ente accederá, finalmente, a la razón. Pero lo importante son las acciones.
Roquelo López Tolentino
Roquelo López Tolentino
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Hispano-dominicano y austríaco de pensamiento. Militante de la libertad. Defensor de la civilización occidental, el orden espontáneo, la vida, la igualdad jurídica, la propiedad privada, el Estado de Derecho, el gobierno-Estado mínimos, la libre iniciativa de la sociedad y unos mercados libres. Me considero un convencido de la importancia de la tecnología para, mediante la cultura, la psicología, la ciencia, la historia, la comunicación y la filosofía, defender con pasión y razón la libertad, y luchar contra las nuevas ideas en que vuelve a aparecer el colectivismo en el siglo XXI. El libre comercio internacional es la mejor herramienta para acabar con las guerras, las dictaduras, y disminuir la pobreza en el mundo.
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