El bufón Albà y su valedor Losada

Antón Losada ha defendido con fiereza a Toni Albà y su derecho a la libertad de expresión. Recordemos lo que el «cómico» le dijo a Inés Arrimadas en Twitter a raíz del acto de protesta que la líder de Ciudadanos protagonizó frente a la mansión de Carles Puigdemont: “Bon viatge a Waterloo!!! (Vigila no passis de llarg i vagis a petar a Amsterdam… allà, estaries com a casa i a més a més tindries tots els teus drets laborals respectats!)” / “¡¡¡Buen viaje a Waterloo!!! (Vigila, no te pases de largo y llegues a Amsterdam… ¡allí estarías como en casa y, además tendrías todos tus derechos laborales respetados!

Los dos, el «cómico» y el periodista y político gallego, se han reafirmado en sus mensajes. Es más: Losada rubricó su apoyo manifestando públicamente “Acabo de hacerme seguidor de @tonialba”. Dios mío.

La libertad de expresión es sagrada sostiene Antón. Así que a continuación me expreso. Yo no sé si el periodista gallego, en las noches de lujuria, pasea por las calles de Amsterdam. Uno está tentado a imaginárselo con una botella en una mano y con un porro gigantesco en la otra. Mirada lasciva en todas direcciones… llueve pero le da igual, la sangre le bulle. Se detiene, da una calada infinita. Dos pasos tambaleantes y un trago de 20 largos segundos. Un sonoro eructo y de nuevo levanta la mirada. Los escaparates de las prostitutas se reflejan en sus gafas, algo empañadas por la humedad reinante. El rojo chillón de los escaparates de reclamo le turba y le enciende. Sí, uno está tentado a imaginarlo así. Podría no sentirme tentado y afirmarlo, siguiendo su máxima sobre la libertad de expresión. No lo haré. Creo que tiene una hija, aquí me ahorro la tentación de imaginar porque uno no está de acuerdo con su credo.

El señor Losada es un tipo leído y viajado. Y esto hace más impresentable su defensa de Toni Albà. Pero me obliga a profundizar en sus motivos. En estas líneas rápidas sólo se me ocurren dos.

Primer motivo. De pequeñito Losada se cayó en la marmita del resentimiento ideológico, y como si fuese un Obélix, no bendecido por la fuerza sino por un odio que acarrea de por vida a la espalda como un menhir. Casi me compadezco, debe ser una vida muy triste la suya. Ánimo Antón.

Segundo motivo. El compadreo con el nacionalismo le ofrece unos ingresos que probablemente no tendría en otros lugares y gracias a ellos puede viajar con frecuencia a Amsterdam… perdón, a Venezuela, Cuba, etcétera.

Nada nuevo en cualquier caso. Se empieza bendiciendo el insulto a representantes políticos de un ciudadano o de un millón —como es el caso de Arrimadas— y se acaba dando hostias. Me viene a la cabeza aquella escena memorable de Woody Allen de la película “Misterioso asesinato en Manhattan” que decía: “Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me entran ganas de invadir Polonia”. Dicho de otra manera, defender el insulto es la antesala de las agresiones físicas (recuerdo que Inés Arrimadas lleva escolta). ¿Exagero? Antón Losada lo que ha hecho es excitar a su parroquia. Más de 7.000 Retweets y Me Gusta.

Para mí es absolutamente evidente que las palabras del Toni Albà son condenables y aborrecibles. Y esto me lleva a la penúltima reflexión: ¿Dónde están las feministas? Siéntense, respiren. Albà publicó un mensaje que decía: “Pido perdón a las prostitutas” y la “feminista” Beatriz Talegón respondió: “Me parece bien que te disculpes con las prostitutas”.

Por cierto, Bea Talegón es miembro del “ Consell Assessor per a l’impuls del Fòrum Cívic i Social per al Debat Constituent”. Sí, han leído bien… y sí, está la palabra “cívico”. No sé si reír o llorar.

Me gustaría acabar siendo positivo y sugerirle a Toni Albà que aprenda del humor inteligente, sutil y no reñido con la crítica, de los extraordinarios cómicos Les Luthiers, pero me temo que la miel no está hecha para el hocico del cerdo.

Antón, contigo la comparación sería demasiado fácil y sangrante, por lo del cerdo, pero yo sí defiendo que la Libertad de expresión es saber criticar sin insultar. No como tú.