La docena y media de dieciséis          que nos vende Pedro Sánchez

De buena mañana asisto a la tertulia de la churrería de la calle Cervantes. Somos cinco vecinos ojerosos e inmunes al olor del aceite de los fogones, pero siempre atentos con la convivencia, y, sobre todo, admiradores del ingenio del maestro Gerardo que siempre nos recomienda que esperemos a que salga la nueva tanda, para así llevárnoslos calentitos. Es su palabra mágica, porque siempre que la pronuncia deja sus palillos en  el borde de la sartén y la churrera en el mostrador, y nos plantea un tema en plan señuelo. Los cinco lo sabemos bien pero siempre picamos.

Hoy el día ha comenzado con la dificultad para aparcar en el barrio, el mafioseo que imponen las señales de carga y descarga para el avituallamiento «comercial» y el nuevo revés del ayuntamiento podemita hacia los vecinos, con la conversión de un buen número de plazas de aparcamiento en plazas reservadas solo para motos. Es su sencilla pero efectiva táctica. Así, con su invitación a la protesta, Gerardo nos suelta la boca a todos. Puro estiramiento verbal. Unas cuantas flexiones ideológicas antes del partido que justo comienza cuando me llega el turno de pedir.

—¡Docena y media de churritos y cuatro porras!

—Docena y media, muy bien… ¿Qué son, dieciséis o dieciocho?

—Hombre Gerardo, eso no ha cambiado, dieciocho.

—No, si ya… Yo lo decía por «el Sánchez», por si ha inhumado, digo… —replica entre dientes en tono guasón—. Habrá pensado alguna ocurrencia esta misma noche, que yo llevo trabajando desde las cinco y hoy no he puesto la radio. Y es que no me fío, aunque ahora, por fin, y después de la cantidad de comentarios que oigo en este mostrador, estoy seguro que nadie me llamará facha cuando en los bares diga en voz bien alta: ¡Qué vergüenza me da este presidente!

Y así Gerardo, el maestro churrero, con su áspera ironía, consigue de nuevo que la tertulia se caliente al nivel de sus churros, crepitando en la marmita. En diez intensos minutos pasamos de Sánchez al ascenso de VOX en las elecciones y al seguro batacazo de nuestros vecinos los podemitas, y nos reímos de los chistes a costa del libro ese del Presidente, que de nuevo consigue hoy convertirse en el eje y centro de la conversación. ¿Hasta cuándo?

Manuel Artero

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