Guillermo de Occam

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Guillermo de Occam fue el último monje sabio de la Edad Media y el primer filósofo de la Edad Moderna…

Se cree que Guillermo de Ockham —también Occam—, debió nacer hacia el año 1285, posiblemente en un pueblecito llamado Ockham en el condado de Surrey al sur de Londres. Sin embargo, hay otros estudiosos que opinan que Occam era sólo su apellido.

Es seguro que ingresó muy joven en la orden de los franciscanos, donde se especializó en estudios de Lógica, más tarde, hacia 1310 ingresó en la universidad de Oxford, donde estudió Teología, siendo, al parecer, discípulo de Duns Scoto que enseñaba la búsqueda de un sistema filosófico sólido y coherente, y de cuyo pensamiento se separaría más tarde.

En Oxford, hacia 1320, consiguió el grado de bachiller y posiblemente también el de magíster que le facultaba para enseñar Lógica y Teología, cosa que realizó en algunas escuelas franciscanas como la de París; dedicándose, al mismo tiempo, a profundizar en los aspectos filosóficos y teológicos con obras como Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo, cuyo contenido le valió la antipatía y persecución de John Luttterell.

Summa Logicae, Quaestiones in Octo Libro Physicorum, Summulae in Octo Libro Physicorum y Quodlibeta septem, todos ellos escritos antes de 1327 que es considerada la primera etapa del pensador. Precisamente en el año 1323 el susodicho J. Lutterel, canciller de la universidad de Oxford, acusa de herejía a Ockham consiguiendo del papa Juan XXII convocarle a la corte papal de Aviñón para que responda sobre la acusación de “56 errores” cometidos en sus tesis y discernir sobre la ortodoxia o heterodoxia de las mismas. Se le instruyó un proceso que duró tres años, al término de los cuales, algunas de sus tesis fueron censuradas, pero no condenadas, y se inicia una controversia entre los tomistas que defendían la unión de razón y fe y los seguidores de Occam, que pensaban que debían considerarse por separado. También existía otro enfrentamiento, quizás de más calado e importancia en relación al voto de pobreza y por el cual fue acusado por las altas jerarquías de la Iglesia. Occam había tomado partido por los críticos del cesaropapismo a favor de defender y potenciar el voto de pobreza. Así mismo, por encargo del general de la Orden, Miguel de Cesena, estudió la controversia entre los franciscanos y el papado con la conclusión de que el Papa era un herético, posición que siempre defendió en su obra, y que le trajo muchos problemas.

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En 1328, tras ser excomulgado por el Papa, huyó de Aviñón junto con el general de su Orden de los franciscanos “espirituales”, Miguel de Cesena, y se refugiaron en Pisa, bajo la tutela del emperador Luis de Baviera que ya estaba enfrentado con el Papa.

Tras la muerte de Luis de Baviera en 1347 la polémica aún continuaba por lo que el Papa Clemente VI inicia contactos para buscar un acercamiento, que no se produce. En 1349 el ilustre pensador moría en Munich sin haberse retractado, probablemente, como consecuencia de la peste negra.

A este segundo periodo pertenecen sus obras más polémicas, centradas en torno a la discusión del poder espiritual y terrenal con obras como: Compendium errorum loannis papae Juan XXII y Dialogus Inter Magistrum et discipulum de imperatorum et pontificum potestad, considerada la más importante obra de su último periodo.

En líneas generales podemos decir que Guillermo de Occam está considerado como el último filósofo medieval desde el punto de vista de su pensamiento, y por la misma causa podríamos afirmar que podría ser el primer renacentista. Con él nace una nueva visión del mundo y se produce una ruptura radical con todo lo anterior; es decir: desaparece el teocentrismo medieval y aparece el antropocentrismo renacentista. Su pensamiento es profundo, reflexivo y libre; no quiere atarse a las tesis de ninguna escuela, ni siquiera a la escolástica del tomismo, que era la doctrina y el pensamiento que imperaba en esa época. Ockham va más lejos, realiza un esfuerzo intelectual más allá de lo permitido por las instancias de la Iglesia con la intención de: primero entender y luego superar el pensamiento de su época, motivo por el cual, se pasó la mitad de su vida huyendo y rebatiendo otros pensamientos más encorsetados. En tal sentido preguntaríamos: ¿A dónde hubiera llegado su pensamiento, sus ideas, su lógica si, en vez de persecuciones hubiera tenido apoyos?

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 El nominalismo de Occam

La filosofía nominalista parte de la crítica a los conceptos “universales”, cuya interpretación y debate ya venía de lejos. Por ejemplo, Heráclito decía: “nunca entramos dos veces en el mismo río”, pues en el momento en que introducimos el segundo pie, el agua ha continuado corriendo, el lecho se ha transformado por el movimiento de la arena o el fango y, por lo tanto, el río ya no es el mismo. En tal sentido, si lo que quiso decir Heráclito fue: que los nombres son una forma artificial de imponer estabilidad al flujo de la realidad, entonces, el antiguo sabio griego pudo haber sido el primer nominalista de la Historia. Más tarde Platón nos diría que nuestro intelecto puede imaginar el mismo río cuantas veces quiera, de tal forma que “río”, como universal, es una idea atemporal en la que participan ríos mutables, ya que el mundo material es un espejo imperfecto del mundo real. Platón, por lo tanto, fue el primer idealista. Después aparece Aristóteles, que estaba en desacuerdo con Heráclito y Platón, y que afirmaba: lo que da universalidad a las cosas es su esencia, lo que le convertirá en un realista moderado.

Ese será el camino de análisis que seguirá nuestro sabio, que realiza una cuidada crítica de todas estas ideas y llega a la conclusión de que: todo conocimiento ha de estar basado en la lógica, actuando sobre la percepción sensorial de objetos individuales concretos; no se han de crear conceptos abstractos que no procedan de la experiencia, que puedan complicar esa percepción. Su teoría inductiva del conocimiento está muy próxima al empirismo, o sea, al conocimiento adquirido por la experiencia y ello le condujo a una visión contingente del mundo con amplios espacios para la libertad.

De todo ello resultaba que, las afirmaciones científicas estaban sometidas al sistema de probabilidades, siendo imposible alcanzar demostraciones en el campo moral y con mayor motivo intentar conseguir la demostración de la existencia de un Dios omnipotente e inasequible a la razón. Con esa visión, Occam planteaba la separación entre la razón y la fe, o sea, la separación entre la Filosofía y Teología que rompía en mil pedazos la “escolástica” de Santo Tomás de Aquino y que fue una de las causas de enfrentamiento con el papado.

Viendo la cuestión como un tema global en el pensamiento de Guillermo de Ockham, podríamos afirmar con bastantes garantías que su filosofía gira en torno a una idea fundamental del cristianismo: “Creo en Dios todopoderoso”, en su omnipotencia divina; siendo éste el primer punto de partida de su pensamiento, que le obligará a romper con toda la filosofía escolástica de corte neoplatónico, aristotélico o tomista, pues el pensamiento del monje consiste en afirmar que no pueden existir ideas, formas o esencias que puedan limitar el poder creador de Dios, y añade que, lo único que Dios no puede crear es lo contradictorio, lo imposible. La omnipotencia de Dios tampoco puede ir en contra de las leyes esenciales de la lógica y de las matemáticas, puesto que éstas se basan en la coherencia y en la ausencia de contradicciones.

Así pues, de un dogma teológico – omnipotencia divina -, se deriva la negación de las esencias, que eran el tema nuclear de la escolástica de Santo Tomás de Aquino. Por lo tanto, es seguro para Occam que: Dios manifiesta su poder de creación, y la diversidad es una manifestación del Dios creador, que no puede verse supeditado a ningún tipo de idea existente fuera de la realidad, ni por formas o esencias que se encuentren dentro del individuo. De esta forma, Dios puede recrearse en la creación de manera que, puede crear un número ilimitado de seres absolutamente diferentes, particulares y exclusivos.

El nominalismo de Ockham se extendió rápidamente por muchas universidades europeas en rivalidad con el escotismo y el tomismo con seguidores tan importantes como: Nicolás de Oresme, Juan de Mirecourt, Nicolás de Autrecourt y Alberto de Sajonia. Más tarde y a través de Gabriel de Biel, alcanzaría a tener importancia en el mundo renacentista, llegando su influencia hasta el empirismo moderno y los grandes genios de la física contemporánea. Además, el pensamiento de Ockham engloba campos del saber concernientes a la Filosofía, la Teología y la Política, profundizando en: Lógica y Epistemología, Teología Natural, Física, Metafísica y Etica. Asimismo, tocaba otras ideas y conceptos de suma importancia como por ejemplo: términos y signos, pensamiento intuitivo y abstractivo, el concepto de universales, la existencia de Dios, la omnipotencia divina, la causalidad, movimiento y tiempo.

Como extracto de su pensamiento, dos principios básicos, sobresalen por encima de su pensamiento: 1) Dios lo puede hacer todo, siempre que no entre en contradicción. 2) Nunca se debe presuponer la pluralidad, si no es necesario. Paralelamente a estos principios o presupuestos de Occam, no podemos de olvidarnos de…

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La navaja de Occam

Con su célebre ley de la Parsimonia, posteriormente llamada Navaja de Occam, estableció una nueva forma de entender la ciencia, al proponer que, la mejor hipótesis. que se puede formular, es la que hace uso de los menos postulados posibles. Abriendo el camino para la creación del método científico. Dicho principio fue llamado de parsimonia, en el sentido de moderación, y está basado en una premisa muy simple: “en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta”. Por lo tanto, resumidamente, el principio indica que las explicaciones nunca deben multiplicar las causas sin necesidad; y este concepto lleva a otro, en el sentido de que cuando existen dos explicaciones para un mismo fenómeno, la explicación más simple suele ser la más veraz. Su enunciado lo expresa en latín como: non sunt multiplicanda entia praete necesitaten; y a lo largo de su obra aparece en múltiples ocasiones, por ejemplo, en los comentarios de las Sentencias de Pedro Lombardo (1095-1160) afirma: Nunquam ponenda est pluralitas sine necesítate – No debe suponerse una pluralidad sin motivo -.

Sin embargo, esta idea no era totalmente nueva, pues ya había sido expuesta por Durant de Saint-Pourcain y también se encuentra de forma implícita en la obra de Duns Scoto (1266-1308), pero es Guillermo quien, no sólo enunciará el principio, sino que lo usará continuamente en su obra como una disección de su pensamiento para eliminar lo superfluo e innecesario.

La sencillez de esta ley tiene gran importancia, no sólo en época que se recurría con frecuencia a la retórica, a las demostraciones largas, complicadas y barrocas; por lo que, Occam marcará un antes y un después en la filosofía y teología de la Edad Media ¡Por fin! era posible acceder a los escritos de los pensadores desde capas de la sociedad más bajas, por fin el pueblo podía enterarse de lo que explicaban sus intelectuales y, aunque todavía, no había sido inventada la imprenta, la posibilidad de acceder a los escritos doctos era mayor. El docto monje, sin saberlo, había abierto una vía a pensadores menores, a pensadores en minúscula y a una forma de enseñanza más fácil y provechosa. En este aspecto, fue un precursor del renacimiento primero y del pensamiento contemporáneo después, amén de la importancia que tuvo y tiene en los sistemas pedagógicos de la Enseñanza.

Así pues, esta ley que afirma: la explicación más sencilla de un hecho es, probablemente, la más correcta. Por simple que parezca, supuso una nueva forma de enfrentarse al estudio de los fenómenos naturales, es decir, con Guillermo de Occam había llegado la “modernidad”.

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