De enemigos y buenas personas

Cabecera Carmen Álvarez

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A Churchill se le atribuyen tantas frases que a veces ya dudo de si realmente el político dijo todo lo que se le ‘imputa’. En este caso sí es cierto que al comentario ingenuo de un joven diputado tory, señalando a la bancada de enfrente como enemiga, el político inglés contestó con la lapidaria sentencia: “nuestros adversarios están enfrente, nuestros enemigos atrás”.

Siendo una frase desoladora para los que, llenos de ideales y buenas intenciones, pretenden dedicarse al otrora noble ejercicio de la política, ya quisiéramos muchos para estos tiempos que sólo se considerara enemigos a los propios y adversarios a los que defienden ideas contrarias a las nuestras. Hoy en día todos somos enemigos y no se hacen prisioneros.

Esto viene a cuento del gesto tan comentado que Alberto Rodríguez, diputado de Podemos por Canarias, protagonizó esta semana en el Congreso al despedirse del miembro del Partido Popular, Alfonso Candón, con  estas palabras: “Nunca pensé que fuese a decirle algo así a alguien en esta cámara, y menos a un diputado del PP: lo vamos a echar de menos. Le voy a decir algo, que creo que es de las cosas más bonitas que se le pueden decir a alguien, y es que es usted una buena persona.”

«No dejo de preguntarme de qué premisa mental parte este diputado de Podemos para reconocer que jamás pensó que le diría a un diputado del PP que era buena persona…»

Indudablemente, en los tiempos de degradación política que vivimos, fue sorprendente, agradable, e incluso por un momento relajante, escuchar una intervención que no destilara bilis desde la  tribuna de oradores. De hecho, se convirtió en noticia.

No seré yo la que tenga que decir nada malo al respecto. Todo lo contrario. Pero no dejo de preguntarme de qué premisa mental parte este diputado de Podemos para reconocer que jamás pensó que le diría a un diputado del PP que era buena persona, y que le iba a echar de menos. Éste es el quid de la cuestión.

Produce pavor pensar con qué mentalidad entran estos jóvenes en el Congreso. Tengo la sensación de que no saben nada de democracia, de confrontación de ideas, de libertad ni de humanidad, jamás he visto gente con tanto prejuicio ni  tan reaccionaria.

El gesto del diputado de Podemos es noble por la confesión que encierra, “jamás creí que diría…”. La frase evoca una caída del caballo camino del Congreso, un descubrimiento para él de tal calibre que casi parece una epifanía en toda regla. Y  eso es lo que fue noble, reconocer en público que hasta entonces se creía superior a todo el que no pensara como él. Hubiera sido lo mismo que decir… “a mis treinta y tantos años he comprendido que más allá de mi estrecho espectro político existen buenas personas susceptibles de sentir afecto por ellos, independientemente de las ideas que tengan”.

Toda mi simpatía hacia Alberto Rodríguez, diputado de Podemos en Canarias, y mi más sincero deseo de que esta maravillosa experiencia vital se extienda por toda la Cámara Baja y aprendan a trabajar juntos por España.

Nota: mi incuestionable espíritu navideño no me impide ser consciente de que las declaraciones de Pablo Iglesias sobre Venezuela y Mariló Montero son una verdadera patraña intragable. 

Carmen Álvarez

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Autor - Carmen ÁlvarezPuedes seguir a Carmen Álvarez en Twitter y también en su blog personal, en este enlace

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