México, el autoritarismo que viene

Cabecera-sección Yael Borkow

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Cada 6 años, el 1 de diciembre, un nuevo presidente toma posesión en México.

Mañana veremos algún titular y noticia en los telediarios anunciando por fin la toma de posesión de quien ya era de facto, y ahora será por derecho, el nuevo presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Que nos pille confesados o con las maletas hechas.

En el periodo de transición entre gobiernos, el presidente electo y su equipo han iniciado una serie de acciones que sus entusiastas califican de completamente legales; sus detractores, de ilegales; y los tibios simplemente se refieren a procesos no vinculantes, realizados por un partido político como si de un club social se tratase. El caso es que López Obrador se ha dado a la tarea de organizar supuestas consultas populares para decidir qué hacer respecto a la continuidad de determinados proyectos, propios y anteriores, y les ha dado amplia publicidad en los medios.

«López Obrador se ha dado a la tarea de organizar supuestas consultas populares para decidir qué hacer respecto a la continuidad de determinados proyectos, propios y anteriores…»

Repito, la toma de posesión es el 1 de diciembre.

Una de las supuestas consultas versaba sobre la suspensión de las obras del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, en Texcoco, para comenzar unas nuevas en unas antiguas instalaciones militares. Se preguntó sobre la opción de la suspensión de las obras que ya estaban en marcha, contra los informes periciales, estudios de suelo y recomendaciones aeronáuticas.

Otra consulta versa sobre la puesta en marcha del “tren maya”. Este es un megaproyecto del presidente que pretende hacer pasar vías y gente por zonas del sureste mexicano, pasando por alto todas las recomendaciones de expertos que han estudiado el trazado, analizado suelos y estudiado comunidades indígenas. “Con todo respeto, los científicos, a los que yo llamo «abajofirmantes», no tienen información”, dice el presidente, muy interesado en hacer las obras.

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«Ante la pregunta de si va a promover juicios por corrupción contra los expresidentes, López Obrador ha dicho que piensa consultar al “pueblo” si hay que investigar o no…»

Son estos ejemplos de la supuesta democracia popular que el flamante presidente de facto y ahora por derecho va a poner en marcha. Siempre hay manera de conseguir votos a cambio de algo. Sus palmeros periodísticos se llenan la boca de “transición democrática”. En una entrevista con Carmen Aristegui ante la pregunta de si va a promover juicios por corrupción contra los expresidentes, López Obrador ha dicho que piensa consultar al “pueblo” si hay que investigar o no. Dice que promoverá que se vote si se investiga o no, pero que personalmente no es partidario de que se investigue. Lo define como “hacer justicia” pero sin promover «procesos de chivos expiatorios» que crearían confrontación entre los mexicanos.

Aristegui compara la intención de silencio de López Obrador con la ¡Transición española!… Es como para mandarla a lavarse la boca con jabón. En tiempos de supuesta paz, en México muere más gente cada año de la que murió a manos de la dictadura franquista. El resultado de la transición democrática en España lo tocamos cada día con las manos, aunque algunos estén muy interesados en destruirlo. Perdonad el paréntesis local, no he podido evitarlo.

La empanada mental del personal es importante. El periodismo de la izquierda mexicana alaba la democracia participativa, por encima de la democracia representativa; no se corta para dejar pasar que López Obrador sea presidente sin serlo desde hace meses, con la venia del saliente Peña Nieto a cambio de no se sabe qué.

Será interesante ver cómo hace la prensa nacional para pedirle a López Obrador que deje que se juzguen las campañas políticas “financiadas por las oligarquías” sin preguntar de dónde ha sacado el dinero para la suya. Después de la contienda electoral surgieron denuncias a Morena (partido del presidente) sobre el reparto de tarjetas precargadas con dinero para intercambiar por artículos en tiendas departamentales. Luego viene el podemismo mexicano riéndose de que otros no son capaces de llenar estadios. No te fastidia…

«Mientras habla de libertades y autoritarismo, el flamante “Andrés Manuel” —como lo llaman sus groupies— ha decidido crear una Guardia Nacional y sacar al ejército a las calles…»

Mientras hace pactos para que le dejen gobernar, pasando de puntitas sobre temas calientes y con la excusa de no crear confrontación, López Obrador ya ha hecho su división entre el pueblo y los “fifís”. Si esto no es enfrentar bandos, que baje Dios y lo vea. Su definición de fifí es la siguiente: “Junior de nuestro tiempo, un conservador, alguien que no quiere un cambio, que está a favor de un régimen autoritario y finge ser liberal”. No ha leído usted mal, no sabe lo que es ser liberal. Y le digo más y peor: define como autoritario todo lo que no sea como él cree que se ha de ser. Mientras habla de libertades y autoritarismo el flamante “Andrés Manuel” —como lo llaman sus groupies— ha decidido crear una Guardia Nacional y sacar al ejército a las calles.

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La policía Federal mexicana adolece de casi todo, no lo podemos negar, pero la última vez que el ejército se ocupó del orden público, el resultado fue más que sangriento, y para colmo, los países del entorno no ofrecen un ejemplo nada halagüeño.

Este que nos llama “fifís”  —y me incluyo, porque no he dejado de comer ni un solo día y he ido a la universidad— y promotores de regímenes autoritarios, también piensa poner los medios de comunicación bajo control del Ministerio del Interior mexicano (Gobernación), y no cabe duda de que considera imbéciles y ciegos a votantes y detractores. Según dice, no le importa desilusionar a muchos de los que le han votado.

Hoy, cuando estas líneas ven la luz, es 1 de diciembre.

¿Seguirá devaluándose el peso? ¿Cumplirá el presidente su compromiso de repartir dinero de las arcas públicas al “pueblo”? ¿Usará su mayoría en las cámaras para imponer legalmente un gobierno autoritario? ¿Dará el tiempo la razón a los que están haciendo las maletas?

Yo no confío. Y no he mencionado la palabra Venezuela, hasta ahora.

 

Yael Borkow firmaPuedes seguir a Yael Borkow en su blog personal «Ideas Sueltas de una afortunada»

Autor- Yael Borkow-Nueva

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