La rosa marchita socialista

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La rosa marchita socialista

 

En mi paseata diaria me cruzo en la Plaza de Santa Ana con un par de ciudadanos que con toda delicadeza depositan una rosa mustia en las manos de la estatua del poeta Federico García Lorca. Les pregunto sobre su significado y uno de ellos, con ganas de hablar, y con flema poética entre lo socrático y lo cínico, me responde que se trata de una metáfora. Que el gesto va dedicado a los socialistas y a su líder de pacotilla, el Sánchez ese, tan mustio de talla moral como la rosa que acaban de colocar.

Compruebo gracias a mi interlocutor que todavía hay vida en la calle, ganas de comunicar, necesidad de expresión y me alegro. Mi interlocutor tiene unos cincuenta años, y me asegura que es votante socialista de toda la vida, pero que hasta aquí hemos llegado y no más. Que no entiende lo de catalanes y los vascos, ofuscados con el falso derecho a decidir, ni la postura de su partido al respecto, lo que demuestra, por desgracia, la irresponsabilidad, la falta de una mínima idea de Estado, el tacticismo y el electoralismo de sus correligionarios…

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La suculenta conversación con el socialista me impide acercarme a la estatua de Calderón, a cuya sombra unos podemitas del círculo místico se están izando desde la postura del loto. Desde Lorca puedo oír un último grito iniciático que lanzan al cielo: “¡Podemos!”… Y en ese preciso momento mi interlocutor se calla, introduce su mano en el bolsillo de la chaqueta y saca un montón de pétalos que echa al suelo, y con un gran sentido de la oratoria exclama: “Y esta flor rota representa nuestra cultura y civilización. Aquí la siembro, a sabiendas de que está marchita, y con la seguridad de que muchos la pisarán al gritar falsas proclamas”.

No pasa más de un minuto y los podemitas con sus camisetitas moradas pisan sobre la efímera alfombra roja camino a la calle Atocha y yo, con descaro, sigo con la vista a su cabecilla que, sin educación, pacto de Estado, o nada que se le parezca, escupe con gesto infame sobre los pétalos. Y así le veo marchar, al encuentro de la paz y del diálogo con aquellos que sólo anhelan matar.

En el cielo de Madrid asoman hoy nubes negras que presagian tormenta.

 

Autor- Manuel ArteroPuedes seguir a Manuel Artero en Twitter como «La Paseata» y en su blog «La Paseata»

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Un comentario Agrega el tuyo

  1. Isabel dice:

    Eres grande MANUEL ARTERO.
    TE NOMBRARIA HIJO PREDILECTO
    DE MADRID. AHÍ QUEDA , ESTIMADO AMIGO, SUTIL Y PERPICAZ

    Me gusta

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