¿Una buena película?

Cabecera La Insoportable Vecindad

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El barrio de las letras, en Madrid, es un buen plató cinematográfico para rodar exteriores. A los hechos me remito. En numerosas ocasiones llega a Echegaray, Lope de Vega, Cervantes, del León y otras calles, la caravana de producción de ese circo subvencionado en que se ha convertido el cine español, que luego, en las salas de exhibición, se queda vacío. Pero aquí, en el rodaje, la magia del cine llena las aceras de curiosidad, comentarios y vehículos. Siempre hay un camión de luces, iluminación, cables y generadores; otro de vestuario, y, como es lógico, no suele faltar el del servicio de alimentación, perdón, catering, y de vez en cuando algún famoso que proporciona conversación para todo el día a los vecinos.

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Esta semana se ultima en la calle Santa Isabel, paralela a Atocha, un capítulo de una serie televisiva de éxito sobre la Guerra Civil española, ese axioma de la falsa falsa historia, manoseado hasta el último fotograma por los líderes de los premios Goya del cine español. Pero hoy esa íntima alegría que a todos nos proporciona la cercanía del glamour se mezcla con una retahíla de improperios y protestas de los comerciantes del mercado, que sudorosos no pueden reponer sus estanterías. Resulta que desde las claritas del alba las furgonetas de reparto no pueden avituallar los puestos, y los nervios, los sudores y comentarios, protagonizan la secuencia real.

La parafernalia cinematográfica está aparcada desde la madrugada junto a la Filmoteca nacional de España, el antiguo cine Doré, y el Mercado de Atocha. El corazón social, epicentro y ágora popular del “máster” de la filosofía clásica callejera y las perlas cultivadas en los antiguos billares.  De paseata, por el mogollón, tengo la suerte de oír la tertulia que mantienen dos importantes y renombrados catedráticos del lugar. Manuel el berziano, propietario de una de las pescaderías de la zona y “doctor en relaciones públicas”, y el gran Mateo, camarero de trienios y profesor en barra de “psicología aplicada”. Oigo como uno de ellos le dice al otro: «¡Ya se irán, pero a ver si tienen cojones… de hacer una buena película!»

Autor- Manuel ArteroPuedes seguir a Manuel Artero en Twitter como «La Paseata» y en su blog «La Paseata»

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