Carles Riera, diputado de la CUP, y cabeza visible del partido antisistema del Parlament de Cataluña, ha justificado los ataques llevados a cabo por ARRAN, movimiento juvenil de extrema izquierda, contra varios juzgados, a raíz de la reciente y muy discutida sentencia judicial a los miembros de «La Manada». Riera considera que esa oleada de violencia por parte de los más radicales —agresividad, rotura de cristales, pintadas— forman parte de la tan cacareada «libertad de expresión», derecho, al parecer, inalienable, sean cuales sean las consecuencias.
«La rabia y la indignación son absolutamente legítimas, y la libertad de expresión, también», declaró en una entrevista en TV3, añadiendo a modo de reflexión: «Esa sentencia ha generado indignación y rabia en gran parte de la sociedad…» —y justifica, según él— «Que cada uno exprese eso como considere más oportuno».
Parece que Carles Riera no es consciente de que justificar o restar gravedad a esa actitud y forma de proceder de Arran —organización que se caracteriza por su absoluta intolerancia ante cualquier hecho, postura o visión que no coincida con sus postulados: independencia, anticapitalismo, quiebra del orden establecido— abre las puertas del infierno. No es la primera vez que Arran es noticia. La mayor parte de sus miembros forman parte de los numerosos CDR operativos en Cataluña y gozan de todas las simpatías de la CUP. Recientemente destrozaron los cristales de la redacción de Crónica Global, periódico digital muy crítico con la arbitrariedad y fractura provocada en Cataluña por el movimiento independentista.
Sin ley, sin tablero de juego, sin respeto, la convivencia es imposible. Regresaríamos todos a la reyerta, al ajuste de cuentas personal, al ojo por ojo, a la ley taliónica… ¿Acaso a Carles Riera le parecería bien que alguno de los constitucionalistas catalanes, indignado y harto del desastre que ha traído a nuestras vidas el nacionalismo, apedreara y destrozara las ventanas de su casa a medianoche mientras su familia o los suyos duermen? ¿Sería eso también libertad de expresión, Carles? IIIII ATARAXIA NEWS